Hay que limitar la elegibilidad de senadores y diputados.
Por Cristian Nielsen — Publicado en
¿Por qué razón al Presidente de la República se le limita el ejercicio del cargo a un solo periodo mientras diputados y senadores pueden ser reelectos hasta el infinito?
El desbalance es inaceptable. Desde la inauguración de la democracia en 1989, hay legisladores que están pegados con cemento a sus bancas, modalidad que los habilita para ir a retiro no con la triquiñuela barata de auto asignarse una pensión vitalicia luego de un solo periodo de mandato sino que podrían jubilarse como cualquier cotizante de IPS, después de 35 años de trabajo… bueno, de ejercicio del cargo.
Un presidente de la República puede hacer mucho bien o provocar un desastre durante cinco años. Por eso los constituyentes le cerraron el paso a la reelección como un mecanismo de control de daños. Pero, ¿calcularon los efectos letales del ejercicio ilimitado de una banca en el Congreso? Deberían haberlo pensado.
La existencia de bancadas y sub bancadas, todas capturadas por partidos políticos dominantes y por cacicazgos jurásicos, funcionan como mecanismos muy bien aceitados para sacar determinadas leyes o bloquear otras. Todos sabemos eso. Todo el mundo sabe que el Congreso está loteado entre el “cartismo”, el “llanismo”, el “abdismo”, el “luguismo” y otros ismos cuyos votos se contabilizan celosamente, esquema perverso para el cual aquello de “no habrá mandatos imperativos” es una humorada de los constituyentes. La reelección ilimitada estratifica esa práctica.
Es hora de poner punto final a este mercadeo del voto ciudadano. Si un diputado o senador es incapaz de hacer un buen trabajo durante su mandato, que se vaya a su casa y deje la banca libre. Y si lo hace bien, mucho mejor… pero a casa también.
Quizá la rotación nos traiga suerte y con ella, de vez en cuando, algún político con vocación de servicio y no en busca de una jubilación de privilegio.