Lo que esconde la expropiación de la aceitera argentina Vicentín.
Por Cristian Nielsen
La aventura expropiadora del Gobierno Fernández&Fernández en Argentina –en realidad, el Gobierno de Cristina Kirchner- repuso una polémica que atrasa más de medio siglo: capitales nacionales vs. capitales transnacionales. Parece mentira, pero todo un país que alguna vez fue una potencia económica mundial, entra a un nuevo cono de sombras volviendo a un modelo cuyo fracaso no sólo es histórico sino que ya nadie discute en ningún punto del globo.
LOS “ARGUMENTOS” – Las razones que el Gobierno argentino esgrime para expropiar la firma Vicentín son:
- Asegurar soberanía alimentaria para todos los argentinos.
- Garantizar a decenas de miles de productores una colocación segura de sus productos.
- Conservar el empleo de miles de trabajadores del complejo industrial.
- Evitar que una empresa de capital nacional “caiga en manos” de capitales extranjeros.
Veamos, punto por punto, la consistencia de cada argumento.
1- SOBERANIA ALIMENTARIA – La empresa Vicentín no produce alimentos para consumo directo de la población. Sus productos industriales son harina de soja usada en la alimentación animal; aceite de soja en su mayor parte de uso industrial como el biodiesel; expeller, también empleado en productos balanceados.
El concepto de “soberanía alimentaria” fue introducido en los años ’90 por una organización fuertemente ideologizada denominada “Vía Campesina” y motorizada por la FAO, organismo de la ONU. Propugna que “cada pueblo debe definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible”. Generalmente, esta idea termina con campañas contra la producción mecanizada en base biotecnología a la cual oponen otra idea de fuerte carga emotivo-patriótica, la agricultura familiar campesina.
La aceitera Vicentin no encaja en ninguno de esos modelos.
2- GARANTIZAR MERCADO – Las cinco primeras procesadoras y exportadoras de granos, harinas y aceites de Argentina son de capital internacional: Cargill, ADM, Bunge, COFCO y AGD, que explican el 54,4% de las operaciones.
Vicentín representaba el 9%. YPF Agro, una división de la deficitaria petrolera argentina que los Fernández&Fernández quieren asociar a Vicentín, tenía menos del 1% del mercado.
La pregunta sería: ¿Con quiénes prefieren negociar precio los productores? ¿Con industrias de capital nacional o capital extranjero? Lo que el productor busca es buen precio, demanda sostenible y cumplimiento de contratos. ¿Depende eso del origen o nacionalidad del capital?
3- CONSERVAR EMPLEO – La decisión de expropiar Vicentin se basa, dice el Gobierno argentino, en la necesidad de conservar empleo evitando que la empresa “caiga en manos” de capitales extranjeros.
La pregunta, en este caso, sería: A la hora de cobrar el salario, ¿Qué prefieren los trabajadores? ¿Qué les pague una empresa nacional o una extranjera?
La perspectiva de que les pague el Estado argentino no son muy alentadoras. YPF, la que aspira a comprar Vicentin, tiene 1.900 despidos en carpeta, Aerolineas Argentinas suspendió a 8.000 de sus trabajadores…
La conservación del empleo, ¿no tendrá que ver más con la eficiencia y la competitividad que con el origen del capital?
4- EVITAR LA “EXTRANJERIZACION” – Este último argumento es, entre todos, el más anacrónico y jurásico. El mundo agropecuario ha crecido y se expande gracias a la circulación de capitales de inversión, el desarrollo de biotecnología, la adopción de buenas prácticas agropecuarias y un permanente compromiso con la innovación.
El “encierro” sólo garantiza endogamia y decadencia.
CONCLUSION: LA VERDAD – El Gobierno F&F necesita divisas desesperadamente. Ese es el verdadero motivo de la expropiación de Vicentín: con un golpe pirata, echar mano a la capacidad de generación de divisas que restauraría el complejo si logra enderezar sus cuentas.
La necesidad extrema del Gobierno impide a sus burócratas diferenciar entre facturación bruta y utilidad neta, cálculo hiper básico en la gestión privada basada en la eficiencia y la sostenibilidad. En la operatoria argentina, las empresas públicas funcionan como cajas de recaudación política secuestrando ganancias, socializando pérdidas y diluyendo costos de producción en el presupuesto general. Resultado: acumulación de déficit.
Una perlita para finalizar. El actual presidente de YPF, el prestigioso economista Guillermo Nielsen, dejó caer este dato que revela el nivel de ineficiencia de la empresa: “En 2010 había 21 funcionarios por barril producido. En 2019 llegó a 44,6”.
YPF, que aspira a administrar Vicentin con su división Agro, quintuplicó su deuda en 10 años y elevó en un 125% su planta permanente de funcionarios.
Y lo dice un hombre del Gobierno F&F.
¿Qué futuro les espera a quienes dependen de Vicentín?