Dos auditorías independientes documentan uno de los más escandalosos fraudes electorales de que se tenga memoria en América Latina.
Por Cristian Nielsen
A Morales lo dejaron solo.
Descubierta la maniobra para perpetuarse en el cargo, intentó hacerle frente a las manifestaciones populares denunciando un golpe cívico con la “connivencia de las fuerzas antidemocráticas dispuestas a acabar con el primer Estado Plurinacional del continente”.
Pura charlatanería para victimizarse. Pruebas al canto.
La auditora independiente Ethical Hacking –contratada por el propio Tribunal Superior Electoral de Bolivia- reveló que los comicios presentaban “por lo menos siete vulnerabilidades críticas” que permitieron la manipulación de resultados. Con esta visión coincide el “Análisis de integridad electoral en las elecciones generales en el Estado Plurinacional de Bolivia” de la comisión de observación de la OEA que habla de alteración de actas electorales, violación de la cadena de custodia de resultados, red de transmisión de resultados rápidos vulnerada y manipulada y otra media docena de irregularidades que, a criterio del organismo, privaban de legitimidad a los resultados.
La contundencia de estos informes produjo un impacto profundo en el núcleo interno de Morales de quien comenzaron a apartarse en una sucesión de renuncias. El presidente intentó parar la fuga anunciando un nuevo llamado a elecciones. Pero fue inútil. La policía se acuarteló dejando sin seguridad el centro de La Paz, en especial el entorno del edificio presidencial, mientras las Fuerzas Armadas se declaraban neutrales pero invitando al Presidente Morales a dimitir y retirarse de la escena política. Horas después, Evo abordaba su avión para refugiarse en el Trópico de Cochabamba -en donde surgiera como dirigente cocalero- y desde allí dirigió su mensaje de renuncia a la Presidencia, poniendo fin así a 13 años, nueve meses y 19 días de mandato continuo.
Evo se cayó solo del poder, victima de la profunda indignación que causó en la ciudadanía el escandaloso, y hasta grosero, fraude electoral, perpetrado por sus “fieles” como si los controles no hubieran existido. El hecho de que sus otrora seguidores se apartaran de él como de un enfermo contagioso evidencia la repugnancia que produce el robo de la voluntad popular manifestada en las urnas.
Si hubo un golpe, fue del pueblo en la calle, harto del “líder providencial” empeñado en perpetuarse en el poder violando todas las normas democráticas y las instituciones republicanas.
Hartazgo puro y simple. Fue el pueblo a manos limpias, sin militares ni policías.
Voluntad y nada más.
Ni nada menos.