El peor error que podríamos cometer es ignorarlo.
El diccionario del castellano paraguayo se está “enriqueciendo” con la incorporación de una nueva palabra: payismo. Hay una propuesta de definición para el término. Sería algo así como “Trastorno severo de la personalidad caracterizado por una conducta violenta y regresiva hacia formas de vida primitivas y autoritarias”.
Se podría analizar el payismo como un fenómeno independiente y no necesariamente conectado con el contexto social, político o económico en el que brota o se manifiesta. Pero sería un error. El payismo puro y duro es la respuesta a cada vacío institucional generado por una sociedad en la que las instituciones son débiles y sus responsables ineptos además de corruptos.
Si la manifestación del payismo en sus formas más brutales produce repugnancia es porque antes hemos sido ciegos y sordos al deterioro profundo de las formas republicanas de convivencia. Las élites políticas se han apropiado del Estado para su beneficio personal y no hemos sabido combatirlas con la ley en la mano. Todos los días se conocen nuevos enclaves purulentos de corrupción. Asistimos a verdaderos banquetes pantagruélicos a costa del Estado, es decir, del contribuyente. Constatamos cómo familias enteras viven del dinero público sin vergüenza alguna. Por ahí cae un pez gordo producto de alguna investigación para luego ver cómo la impunidad hace nuevamente su faena y el sujeto queda en libertad para disfrutar de lo robado.
Y no reaccionamos.
Estas figuras propias de una sociedad enferma e incapaz de curarse a sí misma van conformando el terreno ideal para el surgimiento del payismo. Sus seguidores adoptan de inmediato el estilo de su líder inspirador: conducta cavernícola, lenguaje bestial, anuncios de ejecuciones sumarias y promesas de retorno a la forma más jurásica de dictadura.
Un error muy común en estos casos es creer que se trata de pura charlatanería hueca y sin sentido. Pero es imposible saberlo con anticipación. El ejemplo más brillante de ceguera es el surgimiento del nazismo en Alemania tras la primera guerra mundial. Cuando el huevo de la serpiente hubo sido incubado, fue tarde para todo.
Que no nos pase en el Paraguay con el payismo.