Sólo una mala política es capaz de malograr dos décadas de trabajo coordinado de productores y organismos de regulación y control.
(AGROINFORME MERCOSUR) — Entre 2003 y 2010, saliendo de las secuelas de los focos de aftosa registrados en el 2002, Uruguay fue por buen tiempo el país en la región con el mejor valor del novillo gordo. En los años siguientes, las autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), los productores y el Instituto Nacional de Carnes (INAC) se abocaron a cumplir las exigencias de los mercados de alto valor, apostando a la calidad, productividad y credibilidad.
Fue así que comenzó el trazado individual y oficial de todo el rodeo desde el 2007, llegando al 100% de trazabilidad a finales del 2010. Por otra parte, se hizo hincapié en ofrecer carnes libres de hormonas y antibióticos prohibiendo dichas sustancias, bajando la edad de faena y aumentando el peso de la carcasa, metas muy difíciles de alcanzar.
Por último, el INAC comenzó a brindar pública y semanalmente toda la información que concierne a faena, exportación, destinos, valores, e ingresos de divisas, además de asesorar a todos los eslabones de la cadena cárnica y promocionar la carne uruguaya en las más importantes ferias de alimentos del mundo. A partir de entonces, Uruguay fue posicionándose como uno de los grandes referentes de la producción de carne bovina. La mejora en su productividad fue relevante registrando un volumen de procreo (destete) del 70%, el más alto la región. Así fue como la ganadería uruguaya logró una alta demanda ganando credibilidad en los principales mercados importadores tanto de carne como de ganado en pie.
RECUPERANDO MERCADOS PREMIUM — Entre otros logros clave, Uruguay pudo reingresar a Japón y Corea del Sur -mercados sumamente exigentes- mientras EEUU y la Unión Europea se posicionaron detrás de China.
Durante el 2021 logró su récord histórico en envíos por volumen y en el 2022 de ingresos por valor de lo exportado. Como dato que lo destaca, por varios años Uruguay fue el único país de la región que cumplió con el 100% de la Cuota Hilton, llegando a superar en ese renglón a EEUU y Australia. La Cuota 481 -como se conoce a los embarques Hilton- estaban promediando de 9.000 a 12.000 dólares la tonelada.
Un detalle clave para este análisis es que durante la mitad de 2021, Uruguay logró liderar la cotización del novillo gordo en el mercado mundial, superando a la UE, EEUU y Australia, ubicándose durante 2022 detrás de la UE y Australia y por delante de EEUU.
Entre 2018 y 2021, el promedio anual de exportación de ganado en pie fue de 400.000 cabezas. Más del 80% de terneros los llevó Turquía, siendo Uruguay el único país de la región -junto a Australia- autorizado a enviar hembras jóvenes, selección Angus, Hereford y también Holando para mejorar el rodeo de carne y leche del gigante asiático.
INEXPLICABLE E INTRIGANTE — Sobraban argumentos para justificar el éxito de la ganadería uruguaya sustentado, además de la calidad e inocuidad del producto, en la credibilidad del sistema y sus rigurosos controles.
¿Qué pasó para que durante gran parte del 2023 los valores del ganado gordo uruguayo se ubiquen entre los puestos más bajos de los 10 países principales productores y exportadores de carne bovina? ¿Por qué razón, desde hace un buen tiempo, dejamos de competir con los valores de la UE, EEUU y Australia? Desde mediados del 2023, hasta la fecha, no encontramos los argumentos para esta fuerte caída en el posicionamiento mientras otros países que no dependen de la actividad -ni la toman tan seriamente- superan los valores del ganado uruguayo.
La única razón atendible es que las actuales autoridades les hayan otorgado a la industria frigorífica potestades para manejarse a su antojo.
Desde hace varios meses, el valor del ganado gordo uruguayo solo está por encima del de Brasil, donde los productores están cansados de los abusos de la industria. El resto de los principales productores y exportadores de carne se posicionan por encima. Quien más la sufre esta realidad es el productor que invirtió capital, tiempo y se comprometió a impulsar la producción.
No se explica cómo es posible que en otros países que exportan al igual que Uruguay el 70% de su producción -a un valor hasta 19% menor, US$ 900 dólares menos la tonelada- la industria le pague a los productores mejores precios por su ganado, tratándose prácticamente de las mismas industrias cárnicas brasileñas.
Paradojas que no tienen explicación seria.