Carne paraguaya con denominación de origen: Alta genética bovina y praderas cultivadas garantizan un hato ganadero de una calidad que muy pocos criadores pueden igualar… o superar.
ASUNCIÓN — 29-09-2023 (Chaco 4.0) — Si se me ocurriera poner un viñedo y producir, digamos un vino tipo borgoña, me caería encima la marca francesa que tiene registradas 87 variedades de borgoña con sello AOC -appellation d’origine contrôlée (AOC)-, que significa “denominación de origen controlada”. Lo propio ocurre con la Champaña, región ubicada al norte de Francia limítrofe con Alemania y que dio nacimiento a uno de los productos vinificados más famosos de la historia. Cualquier vinicultor con experiencia y capital puede producir champagne pero no llamarlo champagne, si no es de la Champaña francesa. Por eso los españoles lo llaman “cava”, en Argentina y Chile “espumante”, nombre que en Estados Unidos se transforma en «sparkling (espumoso) wine».
Pero basta de vinos y dado que nunca voy a tener un viñedo voy a algo que sí me interesa e implica.
DEJEN DE LLAMARLA CARNE – En el video que acompaña este artículo, el Dr. Pedro Galli, productor ganadero y actual presidente de la Asociación Rural del Paraguay, invita a reflexionar sobre la aparición en escena de la denominada carne sintética, o artificial, de laboratorio, etc. Yo me limitaré a llamarla falsa carne.
Más que un invento, este pobre sustituto de la carne auténtica es una provocación, sobre todo en sociedades que, como la paraguaya, tiene una antigua relación con la cría de ganado para la alimentación.
La carne tiene un rol protagónico en la historia y, sobre todo, en el desarrollo del hombre como especie. En el cuaternario, hace 2,5 millones de años, el hombre dedicaba el 33% de su tiempo a masticar hojas, frutos y raíces con la esperanza de extraer del mundo vegetal las grasas, proteínas y azúcares necesarios para vivir. Pero cuando en su etapa de carroñero probó por primera vez los tuétanos de los cadáveres de animales recién muertos, su vida cambió. Esa fuente de energía ya procesada por el reino animal acortó el tiempo de alimentación y el cerebro empezó a recibir grasas y azúcares suficientes, así como la formación ósea y de musculatura que le otorgaron no solo más fuerza, agilidad e inteligencia, sino que acortaron el tiempo de alimentación a un par de horas en la etapa del hombre-cazador y, al fin, a apenas unos minutos en el hombre civilizado.
Así que la carne debe ser respetada no sólo como componente esencial en la especie humana sino como una forma de vida para los millones de individuos que integran las cadenas de valor de la carne.
Si quieren, llámenla pasta, aglomerado, mousse de algo… pero no llamen carne a algoq2uenolo es. ¿Quieren saber de qué está hecha la “carne sintética”? Sigan leyendo pero por las dudas tómense ya un omeprazol.
¿SE COMERÍAN ESTO? – El siguiente párrafo está tomado de National Geographic.
“La carne de cultivo o cultivada en laboratorio consiste en tomar células de animales que normalmente producen carne para nosotros y utilizarlas como fuente de energía para hacer crecer carne a partir del animal, explica David Kaplan, director del Centro de Agricultura Celular de la Universidad de Tufts”, EE.UU.
Así que para temer carne artificial, hay que tener un animal vivo a mano, preferentemente de animales de cría de buene genética.
Sigue diciendo National Geographic:
“Estas células madre podrían convertirse en prácticamente cualquier parte de un animal. Algunas células pueden reproducirse entre 30 y 50 veces antes de que sea necesaria una nueva biopsia. El santo grial de la carne cultivada son las “células inmortalizadas» que, mediante manipulación o mutación genética, son capaces de proliferar indefinidamente sin necesidad de más tejido animal fresco”.
¿Cómo les cayó lo de manipulación o mutación genética? Si los alborotadores anti soja o trigo transgénico no se movilizan contra esto me van a decepcionar.
Bien, sigamos. Para que un puñado de falsa carne crezca y se desarrolle hay que echar al recipiente con las células madre las siguientes sustancias:
- Suero fetal bovino, es un subproducto obtenido a partir del sangrado fetal durante la faena de los bovinos. Eso se vierte en la mezcla.
- También se agrega mioglobina que es la principal proteína responsable del color de la carne. La mioglobina se libera masivamente cuando el bovino sacrificado muere súbitamente y su corazón se detiene.
- Se le agrega además grasa y tejido conectivo proveniente de un animal recientemente sacrificado. Eso agrega textura y elasticidad a la «carne».
SABOR A NADA – Esto dice el m0atutino La Vanguardia, de Barcelona:
“La ‘carne sintética’, de momento, no es exactamente un producto gourmet. Es incolora y para obtener el rojo se le agrega jugo de remolacha. También le falta el sabor, por la ausencia de grasa y sangre y por tanto se añade a la receta un poco de azafrán, sal, huevo en polvo y pan rallado. Los que la probaron en Londres dijeron que estaba un pelín sosa, pero que era muy similar a la carne real, a pesar de algunas diferencias en la textura”.
¿Le echaría usted azafrán a su colita de cuadril asándose a la parrilla? ¿O huevo en polvo a su primera costilla de novillo? Difícil, ¿verdad? Quienes crecimos comiendo carne no queremos que se trastorne nuestro mundo dándonos a comer una “carne” que, al decir del Dr. Galli, no habría que dársela de comer siquiera a los astronautas.
Ah, y como reflexión final, repito. Llamen como quieran a su engendro laboratorial. Pero no carne. Sería un insulto a un diseño natural irrepetible, al decir de Stephen Hawking.