«¿Refugiados africanos? Qué va. Mano de obra barata que deja en la calle a trabajadores europeos» – Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia.
ASUNCION, 04-07-2023 (Chaco 4.0) — Pocas veces un político habló tan crudo y tan claro. Un discurso de la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, sacudió los cimientos del auditorio español al que se dirigía. A mis años, y no sin sorpresa de mi parte, tuve claras por primera vez las fronteras que no estoy dispuesto a cruzar. Meloni me las tiró a la cara, como a los miles que escucharon su discurso y que se pusieron de pie para aplaudirla mejor.
FRONTERAS INFRANQUEABLES — La primera frontera ante la que me detengo es la familia fundada en el matrimonio, entendido como la unión de hombre y mujer para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses.
¿Es necesario aclarar que el significado de matrimonio es ese y no otro? Matrimonio es una locución latina compuesta de matrem (madre) y monium (calidad de), acepción que debe levantar ronchas a los propulsores de ese esperpento llamado matrimonio igualitario, un absurdo semántico que intenta trastrocar una institución básica en un simple mamarracho ideológico.
Esto me lleva a la segunda frontera, para mi, infranqueable. El matrimonio se basa en la idea de la maternidad, ya que su propia etimología así lo manda. Es decir, la consagración de la mujer madre, dadora de vida. Con una salvedad. La maternidad es un acto supremo que rebasa los límites del matrimonio e impera por sí misma, más allá de convencionalismos sociales. Que la religión haya sacralizado el vínculo y el Estado regulado sus limites legales no supera el hecho fundacional, mujer y hombre unidos para generar vida y acompañar su crecimiento en el tiempo creando un hogar.
Dijo Meloni sobre este punto clave: «Las palabras más censuradas por lo ‘políticamente correcto’ son mujer y madre. ¿Por qué? Porque la maternidad tiene una fuerza simbólica extraordinaria. En el vientre de la madre, aprendemos a ser dos. En el amor de la madre descubrimos la abnegación. La madre es la humanidad misma.
Vientre materno, vida, abnegación, Humanidad, conceptos que encierran significados tan potentes que se explican por sí mismos. Pero en un mundo puesto patas arriba, a veces hay que explicar lo obvio. La cada vez más pesada vigencia de la ideología de género lo hace necesario y, más de una vez, infructuoso.
LAS MENTIRAS DE LAS MIGRACIONES — Meloni no agotó su discurso contra los dogmatismos ideológicos en la defensa de la mujer, la maternidad y la familia. Avanzó hacia otros puntos no menos polémicos. Abordó el espinoso asunto de las corrientes migratorias y a la invasión de las ciudades con miles de ‘refugiados políticos’ que presionan sobre los estados y llevan al límite su capacidad de respuesta solidaria.
Citó, por ejemplo, un episodio en el que una horda de jóvenes inmigrantes africanos vandalizó el centro comercial de Cisterna di Latina, ciudad ubicada al sureste de Roma, violando a una joven blanca hasta matarla. «Basta pensar -dijo Meloni- en lo que hubiera pasado si un grupo de delincuentes italianos hubieran hecho lo mismo a una jovencita africana. Habríamos escuchado a la izquierda gritar contra el monstruo machista y racista… En cambio, una vez más, todos callan porque la victima es blanca y sus victimarios ‘refugiados políticos’…»
En este punto, Meloni fue tajante al desnudar la falacia de los refugiados que desembarcan a diario en la isla de Lampedusa, puerta de ingreso a territorio italiano. Ellos, especificó, no huyen de la guerra. Son hombres jóvenes en edad de trabajar. «Y la izquierda, el brazo armado de los intereses de las grandes concentraciones económicas, ha tendido alfombras rojas sabiendo que esa mano de obra barata compite a la baja con nuestros trabajadores. Esa no es solidaridad sino nuevos esclavos a explotar«.
El discurso finalizó con un estentóreo llamamiento a «la cultura de la vida, a la civilización occidental y a la Europa de los patriotas».