Una lástima. Ud., Sr. Presidente, es aún muy joven para pasar a la historia como un presidente irrelevante más.
Sr. Presidente:
Ud. no es el dueño gracioso de una montaña de plata como para regalarla a manos llenas a correligionarios en vísperas de elecciones. Que Ud. sea lo que los norteamericanos llaman “pato rengo” (lame duck) no lo autoriza a des llavear el tesoro y repartir torrentes de guaraníes. Esa plata se la confió el ciudadano paraguayo que paga impuestos, esperando que Ud. y su Gobierno la inviertan en lo que corresponde: servicios de salud y de educación de calidad y para todos, seguridad en las calles, oportunidades de trabajo, baja burocracia para mipymes, créditos accesibles para emprender negocios… ¿Está claro o no Sr. Presidente?
A Ud. se le asignó un presupuesto general de Gs. 105 billones. Son millones de millones, imposible siquiera de imaginar. Pero ese tamaño no lo hace inagotable ni mucho menos pasible de perforarlo con gastos desenfrenados.
Su misión, Sr. Presidente, no es sólo gastar sino principalmente invertir en obras necesarias. En cambio Ud, en su fin de mandato y con su representatividad desgastada, entra a dilapidar ese dinero en premios, gratificaciones, bonos y pagos extra. Derrama Ud. sobre sus funcionarios adictos, regalos que el ciudadano de a pie, el que lucha su día a día en el sector privado, jamás va tener. Ud. se gana la adhesión de 10 o 15.000 funcionarios serviles que venden su voto, pero en compensación obtiene el desencanto y el desprecio de millones de paraguayos a quienes apenas les alcanza para vivir.
Ud. no es presidente de un puñado de funcionarios públicos. Lo es, o al menos debiera serlo, presidente de mas de 7 millones de compatriotas hartos de ver repetirse el mismo modelo prebendarista que equipara una elección nacional a un mercado de compra y venta de conciencias.
Pienso que ya es tarde para que enmiende su conducta. En una semana tendremos nuevo presidente y Ud. entrará a la historia -si la historia decide recordarlo de alguna manera-, porque el interregno entre el 30 de abril y el 15 de agosto será más pato rengo que nunca.
Una lástima.
Ud., Sr. Presidente, es aún muy joven para pasar a la historia como un presidente irrelevante más. Perdió su chance de cambiar el rumbo del país que ahora enfrenta un periodo de incertidumbre como pocas veces antes había sucedido.