La agroganadería paraguaya es una de las más eficientes del mundo, produce comida suficiente para 80 millones de personas… ¡y conservando el 43% de bosques naturales!
ASUNCION, 12-11-2022 (Chaco 4.0) – El alto desarrollo alcanzado por la agricultura y la ganadería paraguayas son una verdad evidente para quienes quieran verla. Un país con un territorio que es apenas el 9,5% de la superficie y el 1,5% de la población de la Unión Europea ha logrado colocarse entre los 10 primeros exportadores mundiales de carne bovina y granos como maíz, trigo, arroz, soja y derivados. Y lo está haciendo conservando además el 43% de su superficie cubierta por bosques naturales, porcentaje muy por encima de cualquier país de la Unión Europea y aún de EE.UU.
Agroganadero desde sus mismos comienzos, el Paraguay exhibe hoy una producción que es la seguridad de alimentos accesibles e inocuos para al menos 80 millones de habitantes de un mundo que los necesita cada día más.
Sin embargo, esta condición de gran productor de comida en un territorio comparativamente pequeño frente a las grandes economías globales, corre peligro de estancarse o, peor aún, retroceder si el Gobierno cede al chantaje que llega desde los grandes centros de poder del planeta.
¿POLITICA GANADERA EN REVERSA? – Los grandes gurúes del ambientalismo aseguran que el gas metano (CH4) generado por la actividad humana está contribuyendo a agravar el denominado “efecto invernadero”. El metano, junto con el dióxido de carbono (CO2) se acumula en la alta atmósfera y está provocando -según algunas organizaciones ambientalistas- un aumento de la temperatura promedio. Completando el diagnóstico, se afirma que el hato de ganado vacuno es el responsable del 14% del gas metano liberado a la atmósfera.
¿Recomendaciones? Las hay de todo tipo, desde modificar la dieta de los bovinos hasta reducir sensiblemente su cantidad. Es decir, que si el Paraguay decide firmar el pacto del metano y cumplir con sus indicaciones, tendría que poner en reversa toda su política de expansión de la actividad ganadera. Ya se sabe lo que eso implicaría.
POCO BENEFICIO, MUCHA DESTRUCCIÓN – Un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en National Geographic dice que “la eliminación total de la proteína animal en toda la población americana sólo reduciría un 2,6 % las emisiones de GEI y llevaría a dietas deficientes en varios nutrientes esenciales y con exceso de energía”.
Esto sin tomar en cuenta, decimos nosotros, lo que implicaría cambiar la dieta de millones de personas volviéndolas veganas y planteando un aumento sideral de la demanda de productos vegetales. La aparición de una superdemanda de vegetales que suplan el valor proteico, vitamínico y energético de la carne provocaría un paulatino aumento de precios, alterando el mercado y forzando una violenta reconversión de los sistemas de producción de alimentos.
Finalmente, frenar y poner en reversa la cadena de valor de la carne produciría en el Paraguay una desinversión de miles de millones de dólares, la pérdida de valor inmobiliario en miles de establecimientos ganaderos pequeños, medianos y grandes, la desaparición de frigoríficos y su logística exportadora, la evaporación de miles de empleos y, por lo menos, dejarían de ingresar al país, en concepto de exportación, US$ 1.500 millones anuales con perspectivas de que para 2030, fecha propuesta en el Pacto del Metano, la economía paraguaya sufra una fractura difícilmente restaurable.
¿En serio se está siquiera considerando semejante barbaridad?
PROFETAS HIPOCRITAS – Los mascarones de proa de esta nave impulsada por la hipocresía son Estados Unidos y la Unión Europea. Veamos como se comportan los profetas del “cambio”.
- España – En 2021, se procesaron en territorio ibérico 718.000 toneladas de carne bovina, una subida del 5,91 % respecto a 2020. La tendencia sigue en 2022.
- Francia – La producción en la cadena de la carne experimentó un 12% de aumento entre 2020 y 2021. Además, los franceses están enamorados de su “carne orgánica” -ganado criado a pasto, como en el Paraguay-, tanto que su producción se duplicó pasando de 29.746 toneladas en 2015 a 60.000 en 2021.
- Reino Unido — Durante 2021, se produjeron 888.000 toneladas de carne de res en este país, 5 % menos que en 2020 y 1 % por debajo de la media de los últimos 10 años, que fue de 899.500. Esta retracción se debe, más que a un cambio de hábitos alimenticios, a un encarecimiento generado por el forraje y la baja reposición de stock. Se estima que la demanda empezará a recuperarse a partir de 2023 a medida que los animales maduren y salgan al mercado.
- EE.UU. — Según datos de su Departamento de Agricultura, EE.UU. alcanzó en marzo pasado un récord histórico al producir 1.130.000 toneladas más de carne bovina que en marzo de 2021.
- UE, total — La importación de carne vacuna aumentará en 20.000 toneladas en 2022, un incremento de 6,25% respecto a 2021. De acuerdo a los reportes del USDA, la importación se ha estado reduciendo por la menor capacidad de suministro de los proveedores y por las complicaciones que el Brexit sumó a los negocios entre los países de la Unión Europea y el Reino Unido.
De modo que aquello de predicar con el ejemplo, los europeos y estadounidenses no se estarían destacando precisamente por cumplir con sus propias exigencias.