Los transportistas en paro exigen a la Justicia que les presenten las pruebas de la extorsión en base a las cuales se juzga a cinco de sus dirigentes.
ASUNCION, 19-04-2022 (Chaco 4.0) — El «moyanismo» que hunde a la Argentina en el caos y el desestimulo a la inversión ha logrado mimetizarse en ciertos sectores del sindicalismo transportista paraguayo que empieza a adoptar sus métodos prepotentes, extorsivos y delincuenciales. Los dirigentes involucrados en esta peligrosa alianza no parecen medir en qué se están metiendo al aliarse con lo peor del sindicalismo argentino personificado en Hugo Moyano.
Este intento de desembarco no es nuevo. Ya se produjo en 2011, cuando otro sindicalista de la misma calaña, Enrique «Caballo» Suarez, intentó colonizar al desfalleciente sindicato de obreros marítimos del Paraguay. Hasta inventó una sigla, SOMUPA, un desprendimiento del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) de Argentina.
Esta maniobra no respondía a ningun sentimiento de solidaridad sindical hacia trabajadores paraguayos. Era, simplemente, un intento de penetrar por la fuerza en las navieras argentinas que se habían instalado cómodamente en el Paraguay tras hunir de Argentina precisamente por los aprietes sindicales, la voraciadad del Gobierno y las insoportables cargas tributarias que padece la actividad económica en el vecino país.
El «Caballo» Suarez fue encausado en 2016 por los delitos de coacción agravada (extorsión) contra empresarios navieros y además por administración fraudulenta en su propio sindicato, siendo condenado a seis años de prisión. Fue entonces cuando Suarez amenazó a sus denunciantes diciéndoles: «El peor error que cometieron fue dejarme vivo. Los perseguiré y no tendrán paz hasta el día en que me muera» (RevistaPuerto.com.ar).
Así opera el sindicalismo mafioso argentino con el que coquetean los camioneros.
¿Quieren un ejemplo de cómo funcionan estas organizaciones delincuenciales? Aquí va:
AHORA, LOS MOYANO — Los Moyano padre e hijo, Hugo y Pablo, son dueños y señores del sindicalismo camionero argentino hace más de 40 años. Son multimillonarios que manejan para beneficio propio no sólo un gremio de 200.000 afiliados sino además todos los negocios vinculados como catering, seguro médico, confección de uniformes, servicios informáticos y construcciones de sedes sindicales.
Hugo Moyano posee una fortuna personal de US$ 10 millones de dólares, una fastuosa finca en Parque Leloir (un exclusivo barrio cerrado de las afueras bonaerenses) y es dueño, a través de testaferros familiares, de una droguería, una constructora, una agencia de seguros, una carpintería metálica y una empresa textil.
Su método operativo es la extorsión. En Resistencia, Chaco, una mipyme de materiales de construcción que acababa de abrir sus puertas fue sitiada por los camioneros de Moyano impidiéndole trabajar. Para levantar el bloqueo exigían que 10 de sus 50 empleados pasaran a pertenecer al sindicato local de camioneros. El propietario denunció, harto de todo: “Amenazaron con quemarme los camiones, quemarme el negocio, reventarme a piñas y fundirme la empresa. No podemos seguir así, sin trabajar. Nos están asfixiando”.
Estos son los Moyano, los elementos a los que han elegido asociarse algunos camioneros paraguayos. Es una maniobra peligrosa y altamente contagiosa para el gremio. Sería bueno que la reserva sensata del sindicalismo transportista paraguayo ponga limites a este asalto filibustero de la mafia sindical argentina.