“Necesitamos elevar los tenores de fertilidad agregando materia orgánica para proteger el suelo”.
ASUNCION, 30-01-2022 (Chaco 4.0) – “Este año de sequía vemos más que nunca la necesidad de llevar a los productores las practicas que contiene la siembra directa” manifestó el ingeniero agrónomo Martin Cubilla, presidente de la Federación Paraguaya de Siembra Directa para una Agricultura Sustentable (FEPASIDIAS).
Cubilla dijo sentir mucho lo que sucede en el campo, ya que la sequía ha acentuado los resultados de no incorporar todos los beneficios que genera la siembra libre de laboreo (arado), con rotación de cultivos, cobertura del suelo y uso de abonos verdes.
EVIDENTE DIFERENCIA – El ingeniero Cubilla se refirió a las evidentes la diferencias que quedan expuestas cuando se emplean estas técnicas que dan excelentes resultados aún en condiciones en estrés hídrico y de temperatura. Las parcelas de experimentación son muestra de estas diferencias, además de la observación directa en las fincas de productores.
“Hemos visto parcelas con áreas sin cobertura y otras que sí utilizaron este componente clave de la siembra directa -expresó Cubilla-. Pese a haber sido sembradas al mismo tiempo y con la misma variedad de soja, en los sectores sin cobertura lo común son plantas con floración abortada. En cambio, los que sí tenían cobertura mostraban plantas ya florecidas e incluso muchas con formación de vainas”.
GRANDES PERDIDAS – Cubilla cree que el sector sojero va a enfrentar pérdidas de entre un 60 a 65% dada la caída drástica de la productividad en los cultivos en desarrollo.
“La campaña 20-21 de la soja arrojó un rendimiento promedio de 2.850 kilos por hectárea. Pero el panorama para el ciclo en desarrollo es muy diferente”.
Cubilla recuerda que los productores esperaban rendimientos de hasta 4.000 kilos por hectárea. Pero el impacto de la sequía ha reducido drásticamente esas perspectivas.
“Los cultivos realizados mediante siembra directa podrían alcanzar una productividad de entre 2.000 a 2.500 kilos por hectáreas -refirió Cubilla-. Pero hay otros sectores que no superan el promedio de entre 1.000 y 1.100 kilogramos. Estas diferencias dejan en claro lo que pueden lograr quienes cuidan el suelo practicando la agricultura de conservación como método y quienes no la usan”.
ABONOS VERDES Y COBERTURA – Cubilla puso énfasis en la importancia de la planificación a la hora de emprender un cultivo.
“Se viene el invierno -recordó- y luego la próxima zafra. Eso nos obliga a trabajar duro en la planificación de la siembra incorporando tanto los abonos verdes como los cultivos de cobertura. También es crítica la fertilización del suelo, sobre todo ahora que los fertilizantes han aumentado mucho de precio”.
Como experto en la materia, Cubilla agregó que el cuidado del suelo va más allá de la cobertura, ya que implica elevar los tenores de fertilidad agregando materia orgánica a través de los abonos verdes. También la rotación de raíces que permitan retener agua y nutrientes.