Quiénes emiten más CO2 y gas metano y qué dejan como resultado.
ASUNCION, 05-11-2021 (Chaco 4.0) – Los dos principales “canallas” del calentamiento global, según los expertos reunidos en la cumbre COP26 convocada por la ONU en Glasgow, Escocia, son dos gases: el anhidrido carbónico (CO2), el que emitimos los seres humanos al respirar, y el metano (CH4) el que producen las vaquitas al comer pasto y esparcir el resultado de su digestión por los campos. Esa, al menos, es la visión parcial que el ambientalismo extremo (calentacionismo) impone en foros como el de Glasgow para señalar con el dedo a los países “pobres y caliginosos” que deforestan para plantar soja y criar más vacas.
Pero está el otro enfoque, el que generalmente se camufla bajo cortinas semánticas, que es el vinculado a la cadena de prospección, extracción, procesamiento, distribución y consumo de petróleo para producir los combustibles que mueven millones de vehículos de carga, transporte, turismo y recreación. Y que también mueven inmensos complejos fabriles.
EL MUNDO AUTOMOTOR – Desde que el efecto de los gases emitidos por la actividad humana empezó a medirse, la estadística está mostrando una realidad impactantemente abrumadora. Dos curvas marcharon desde entonces al mismo tiempo.
- Por un lado, el uso de vehículos de combustión interna a escala global.
- Por el otro, la actividad agropecuaria destinada a producir alimentos cada vez en mayor cantidad, variedad, calidad e inocuidad.
Sorprende seguir la evolución de ambas variables. En 1960, el parque automotor de EE.UU. era de 40 millones de vehículos, equivalente al 80% de total de vehículos existentes en el mundo.
En 2020, Estados Unidos albergaba un total de 256.000.000 de vehículos, lo que significó un 3.100% de aumento. Pero la proporción se invirtió y hoy EE.UU. tiene el 20% de los 1.400 millones de vehículos que había en el mundo el año pasado.
El movimiento constante de esa inmensa masa de motores consumiendo derivados del petróleo explica porqué en 2020, la atmósfera recibió casi 40.000 millones de toneladas de CO2 y CH4 descargadas por los escapes de tantísimos vehículos movidos a combustible fosil.
Déjenme darles un dato más. En 2020, sólo 10 países concentraban el 64% del parque automotor mundial, del cual Latinoamérica participa con apenas el 7,1% del total.
EL MUNDO DE LOS ALIMENTOS – En 2020 se produjeron en el mundo más de 4.000 millones de toneladas de alimentos.
De esa masa, 480 millones son carne de cerdo, oveja, aves, pescado y otras especies menores.
En el mundo vegetal, la producción de cereales mayores (trigo, arroz, maíz, cebada, avena y centeno), cereales menores (sorgo, mijo, alpiste, etc.) y las oleaginosas (soja, girasol, sésamo), superó en 2020 los 2.800 millones de toneladas. El cupo se completa con la amplísima variedad de frutas, hortalizas y verduras que conforman el menú alimenticio estándar.
En este universo, la carne bovina, con sus 71,1 millones de toneladas, representa apenas el 1,86% del total general de alimentos puestos a disposición de la humanidad en 2020. Sin embargo, por algún extraño cálculo que cuesta entender, los expertos del calentamiento global ponen el centro de la discusión en los gases que emiten las vacas en sus procesos digestivos.
HAY UNA DISYUNTIVA – Aún aceptando que las vacas estén entre los principales contaminantes con CO2 y gas metano, ¿cual es la disyuntiva a resolver?.
¿QUEREMOS MAS AUTOS, que en 2020 emitieron 35.000 millones de toneladas de GEI, un 400% de aumento de G.E.I. entre 1960 y 2020?
¿O QUEREMOS MAS COMIDA, cuya producción generó entre 1960 y 2020 un 33% menos de GEI, 4.000 millones de toneladas, para garantizar comida para 7.000 millones de personas?.
Finalmente, ¿Cuál de los dos es más eficiente e imprescindible?
¿El auto o la comida?
Esta disyuntiva no les gusta a los grandes gurúes del calentamiento global porque para abordarla tendrían que enfrentar el monstruoso conglomerado de intereses que mueve la industria del petróleo.
Alguna vez tendrán que hacerlo, con menos hipocresía y más sentido de la realidad.
Y sobre todo de justicia en el reparto equitativo de responsabilidades.