El proyecto Pereira-Richer pone en peligro a más de 43.000 pequeños productores que entraron al complejo del maíz, la soja y el trigo.
ASUNCION, 26-10-2021 (Chaco 4.0) – De nuevo el Congreso se apresta a tratar un proyecto de ley con el cual se propone prohibir la introducción, desarrollo, cultivo y “liberación” de maíz genéticamente modificado. Empezó a hacerlo en 2009 sobre la base de un documento preparado por el senador Sixto Pereira que deambuló por una docena de comisiones senatoriales hasta quedar inerte en 2014. Ahora, el senador Hugo Richer reactiva la iniciativa y el tema recobra actualidad.
Revisando el documento, se comprueba que sus considerandos están llenos de afirmaciones sin fundamento científico en un contexto estadístico desactualizado al menos tres décadas.
Iré abordando, en esta y otras entregas, los despropósitos y conclusiones erróneas sobre los que se quiere legislar sin siquiera imaginar (¿o sí lo hacen y no les importa?) el tremendo daño que podrían causar en una actividad que está generando en forma creciente desarrollo y progreso principalmente entre pequeños campesinos.
CONTRADICE A LA ONU – La Organización de las Naciones Unidas (ONU), pese a los fuertes embates ideológicos que la agitan con frecuencia, fue cauta y positiva al evaluar el papel de los OGM en el panorama mundial de la alimentación. Cito:
“El aspecto positivo es que los alimentos GM (genéticamente modificados) podrían mejorar la seguridad alimentaria mediante una mayor protección contra las plagas y la sequía y la producción de vacunas y alimentos con mayores niveles de nutrientes. Los alimentos GM que pueden obtenerse en el mercado internacional han pasado evaluaciones de riesgos, y no es probable que presenten peligros para la salud humana. No se han observado efectos en la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos por la población general en los países donde éstos han sido aprobados” (20 Preguntas sobre los alimentos genéticamente modificados – Naciones Unidas – 16-01-2019)
DATOS VETUSTOS – Al senador Pereira le ha sido indiferente esta conclusión de la ONU. Con datos desactualizados por lo menos treinta años, emite juicios completamente infundados. Dice:
“A pesar del tiempo transcurrido desde la realización del último censo agrario nacional (1991), el mismo puede emplearse como referencia para valorar la enorme importancia que el cultivo del maíz tiene para los pequeños productores paraguayos; el 53% de la producción nacional de maíz procede de fincas con una superficie menor a las 20 Has. En cambio, en otros cultivos como la soja y el trigo, el peso de los pequeños productores no sobrepasa respectivamente el 9,3 y el 1,9%, (DCEA/MAG, 1991)”.
El senador Pereira no puede ignorar (¿o sí?) que el último censo agropecuario no fue el de 1991 sino el de 2008, que presenta cifras y conclusiones muy diferentes. Aceptemos que tal vez cuando redactó el proyecto en 2009 las conclusiones del censo del año anterior no estuvieran disponibles. Pero tuvo por lo menos cinco años para corregir cifras cuando el documento recibió su último trámite en 2014.
ENORME AVANCE – Pereira basa parte de su argumentación en que la producción de maíz por habitante es de 92 kilos por habitante. Para tener una idea de la majestuosa antigüedad de estas cifras, digamos que en 2019, la producción de maíz por habitante fue un récord histórico, según datos de CAPECO, de más de 5.000.000 de toneladas, es decir, unos 720 kilos por habitante.
También hace otra afirmación totalmente desfasada de la realidad. Dice: “El 53% de la producción nacional de maíz procede de fincas con una superficie menor a las 20 hectáreas. En cambio, en otros cultivos como la soja y el trigo, el peso de los pequeños productores no sobrepasa respectivamente el 9,3 y el 1,9%”.
Esta es otra conclusión totalmente errónea basada en información vieja. En la campaña 20-21 de la cadena de la soja -de la cual forman parte el maíz y el trigo- la participación de los productores con fincas de menos de 20 hectáreas fue del 23,5%, de acuerdo a datos estadísticos del Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) y la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
Pero este será tema para otra entrega, ya que el impacto positivo que está produciendo la incorporación de campesinos con fincas de menos de 20 hectáreas en la agricultura sustentable con biotecnología es muy grande.
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