Gran parte de la inversión en investigación y desarrollo en el Paraguay proviene del sector privado.
ASUNCION, 09-06-2021 (Chaco 4.0) – “Cuando la semilla es utilizada como grano es del productor, pero cuando se la pone en el suelo, muere ahí y lo que germina es la información genética protegida”.
Esta definición pertenece a la Ing. Agr. Estela Ojeda, gerente general del Instituto Nacional de Biotecnología (INBIO) y resume la filosofía de lo que significa la investigación y el desarrollo apoyando la economía agropecuaria con la aplicación del conocimiento científico.
La institución está llevando adelante una campaña de concienciación sobre el uso correcto de la reserva de granos, lo que se conoce como semilla de uso propio.
En esa dirección, INBIO viene realizando charlas con licenciatarios y revendedores de semillas de la variedad SOJAPAR, con el objetivo de remarcar la importancia que reviste la inversión en apoyo a la investigación dentro del sistema comercial de las variedades SOJAPAR.
PAPEL DEL SICOSEM – En esa dirección, INBIO procedió a la actualización del Sistema Integrado de Comercialización de Semillas (SICoSem), con el propósito de que más productores se sumen a la declaración de reserva de granos que usan como semillas.
En su comunicación oficial, INBIO señala la importancia de que el mejoramiento vegetal vaya de la mano con los requerimientos que van teniendo los productores en cada zafra. La ingeniera agrónoma Ojeda aseguró que cada vez se torna más determinante el desarrollo de tecnologías agrícolas ante la mayor necesidad de alimentos, la evolución constante de las plagas, las variaciones climáticas y las predicciones de disminución de la productividad de las plantas, resultado del calentamiento global.
La gravitación que adquiere el SICoSem se revela en el hecho de que actualmente existe una confusión con respecto a la interpretación de la reglamentación sobre la reserva de granos para su uso como semillas de las variedades protegidas. Esa reglamentación permite la reserva de granos al productor para usarla como semillas en su parcela de producción «cuando dicho grano se obtuvo al sembrar semilla que tuvo autorización del obtentor (titular o dueño de la variedad) que se obtiene al comprar las semillas certificadas”.
DERECHOS DEL OBTENTOR – INBIO pone en claro los conceptos para que no continúe la confusión que muchos quieren introducir en el rubro de comercialización de semillas de alto desarrollo genético.
“Existen casos -dice INBIO- en que el productor compra granos de terceros y a partir de ahí hace la reserva para uso propio. Esto no es lo que establece la Ley, porque esta reserva de granos proviene de un comercio ilegal de semillas”.
La ingeniera Ojeda explicó que “la semilla es el vehículo de las tecnologías que se encuentran dentro de la semilla como información (características de la variedad) y es la que está resguardada por la legislación, concediéndose a quien desarrolló la variedad, un título de propiedad intelectual denominado derecho del obtentor”.
TASA DE USO DE SEMILLAS – Más adelante, la comunicación de INBIO señala que la tasa de uso de semillas de soja es baja. En el 2020 fueron sembradas un poco más de 4 millones de hectáreas entre zafra y zafriña. Según datos de Asociación de Productores de Semillas del Paraguay (Aprosemp) la tasa de uso de semillas varía entre 25% y 30% anualmente. Considerando esto se deduce que el área cubierta por semillas proveniente de un sistema de producción de semillas es de un poco más de 1 millón de hectáreas, variando según la campaña.
El resto de la superficie es cubierta por semillas de uso propio y semillas de origen ilegal, aunque no existen datos del porcentaje de los mismos.