Los senadores de la Armada Brancaleone se aprestan a repetir un libreto todo pringoso de tanto ser usado.
ASUNCION, 27-04-2021 (Chaco 4.0) — Los senadores Hugo Richer, Oscar Salomón, Sixto Pereira, José Ledesma y Pedro Santa Cruz -un destacamento de la Armada Brancaleone (*)- recibieron en el recinto legislativo a productores frutihortícolas que reclaman mejor precio para sus productos, en especial tomates y locotes. La reunión no fue muy fructífera pero ya se anticipa por donde vendrá algo parecido a una solución: condonación de deudas y otorgamiento de nuevos créditos.
La crónica del Senado recogía la deducción de los legisladores, preocupados porque el sector de pequeños campesinos “hoy está atravesando por un momento muy difícil a raíz de la cantidad de deudas e hipotecas en la que se encuentran sumergidos”.
La historia se repite hasta el infinito. No se puede decir que el sector esté en crisis a causa de la pandemia, ya que fue uno de los considerados “esenciales” por generar alimentos de consumo masivo y permanente. Para ellos no hubo cuarentena como si la hubo para restaurantes, shoppings, bares, agencias de turismo, compañías aéreas, posadas turísticas, etc. Así que no se puede alegar ese argumento. Sin embargo, pese a la demanda sostenida durante los 14 meses que lleva la pandemia, no han logrado encarrilar una producción regular y a precios sostenidos que les permitan hacer frente a sus obligaciones y contratar nuevos créditos.
VIEJA HISTORIA — A los horti fruticultores les está ocurriendo lo mismo que a los productores de algodón en su tiempo. Como no pudieron solucionar nunca el problema de la productividad, intentaron hasta el final obligar al Gobierno a imponer un precio mínimo. Como los precios los fijan las bolsas mundiales, todo intento fue inútil. Resultado: el algodón, que era la estrella de los años ’90, se fue al mazo. Cayeron en el vacío los esfuerzos de un verdadero héroe civil -lamentablemente ya desaparecido- de la agricultura tecnificada, el agrónomo Pedro Lino Morel, por lograr que en lugar de los modestos 900 a 1.200 kilos por hectárea, los agricultores lograran rindes de 2.000 a 2.500 kilos, como sí sucedía en Santiago del Estero y el Chaco argentino. Esos productores lograban por la vía de la productividad lo que no podrían haber alcanzado solo por el precio.
Eso mismo les está ocurriendo a los productores fruti hortícolas de la actualidad. Exigen un precio de acopio mínimo de por lo menos Gs. 5.000 para salvar costos. Como en el algodón, los precios no los puede fijar el Gobierno -los senadores mucho menos- sino el mercado.
SE NECESITA UNA RESPUESTA SERIA — Mientras los productores frutihortícolas no entren en la senda de la organización, la incorporación de biotecnología y la estandarización de la producción a lo largo del año, van a seguir siempre víctimas de la producción estacional, con enormes afluencias en pocas semanas y largos periodos de ausencia el resto del año, que la importación y el contrabando llenan sobradamente.
Finalmente, la “mano” que les podrá dar la Armada Brancaleone será encaminar un nuevo proyecto de ley de condonación de deudas. Es lo único que han aprendido como respuesta a problemas que merecen un tratamiento mucho más serio, institucional y profesional.
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(*) La «armata brancaleone» es un italianismo usado para designar a un grupo improvisado de personas muy mal dirigidas o muy mal equipadas para la misión que se proponen. Deriva de la película del mismo nombre protagonizada por Vittorio Gassman y Catherine Spaak.