Tienen un rol protagonico en la vida diaria y además motivan a cientos de productores a seguir apostando a hacer producir el suelo.
ASUNCION, 02-12-2020 (Noticias INBIO) — La mujer en el campo va tomando un rol protagónico, donde además de administradora del hogar es productora, compañera y apoyo en el proceso productivo. A su vez son las que motivan a cientos de productores a seguir apostando a desarrollar el suelo en donde se cultiva el alimento y sustento familiar, por lo que son partícipes del desarrollo del sector agrícola.
El Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) cuenta con 12 cooperadores, que son productores con menos de 20 hectáreas y a través de los mismos se puede observar ese rol protagónico de las mujeres en el campo. Ellas gerencian la mini empresa que se genera con la actividad agropecuaria, tanto en los cultivos de consumo como también el cuidado de los animales que acompañan la actividad del campo.
AUTOSUFICIENCIA — Los productores cooperadores de INBIO sostienen un principio fundamental: producción de alimentos para consumo propio y de renta a fin de depender cada vez menos de la compra de productos. Tambien les permite seguir expandiéndose tanto en extensión de tierras a cultivar como en la mejora de la condición de vida de sus familias, pudiendo invertir en la educación de sus hijos y satisfacer otras necesidades.
Las esposas, junto con la familia de nuestros cooperadores son el ejemplo que, mediante la agricultura con conocimiento y tecnología en parcelas pequeñas, también se puede salir adelante, mediante la buena administración de todo lo que compone el hogar.
Ninfa Saucedo, esposa de nuestro cooperador Raúl Ruíz Díaz es productora de semillas de abonos verdes y cultiva hortalizas para el autoconsumo, además de apoyar a su marido en la tarea de concienciar a sus vecinos sobre la importancia de la las buenas prácticas en la agricultura para desarrollar un cultivo sustentable.
Lorenza Cáceres, esposa de nuestro cooperador Trifón Ruíz Díaz, fue la impulsora de quedarse a trabajar en el campo en lugar de emigrar a la ciudad para vender chipas como pretendía su marido. Recordó que Trifón estaba muy molesto con su campo porque no le producía lo que necesitaban para sobrevivir. Sin embargo, decidieron quedarse y entonces llegó el apoyo técnico. Lorenza también es líder de un grupo de productoras de la zona.
CICLO COMPLETO — Rosalina Román de Fariña, relató que ella sabe que no se pueden limitar a esperar que termine el ciclo de la producción, por lo que se encarga de criar animales y procesar productos derivados, una alternativa a la agricultura. Recordó que con cada cosecha tiene el alimento para sus animales y eso le brinda a su vez el alimento diario a toda la familia, administrando los granos y forrajes.
“Yo busco también tener mis ingresos para ayudarlo a Ruben en la casa”, detalló.
Por su parte, Gloria Escobar de Vallejo explicó que, si bien actualmente se encarga de toda la administración de la casa y venta de productos derivados de los animales y hortalizas, en algún momento también lo ayudó a su marido, Abelino Vallejos, en la siembra especialmente de mandioca y hortalizas de modo a sacar adelante a sus hijos. En el campo también tienen la ayuda de la nieta de Abelino y Gloria, ella es la estudiante de agronomía Lisved Vallejos Cano, que les ayuda tanto en la agricultura como en la cría y engorde de animales.
Como ellas, hay miles de mujeres que son el sostén de las familias del campo apoyando al desarrollo del sector, mediante la administración de lo necesario para seguir adelante otra zafra más. Existen muchos casos de mujeres que impulsaron a sus maridos a seguir apostando a desarrollar la producción en las parcelas que poseen y no seguir alquilándolas a otra persona o venderla por un mal año agrícola.