Insisten en interferir en contratos privados de biotecnología que sostienen la agricultura altamente competitiva.
ASUNCION, 06-10-2020 (Chaco 4.0) – Demostrando cortedad de miras y necedad, los diputados Colym Soroka, colorado, y Sebastián García, de Patria Querida, siguen adelante con su proyecto de ley para suspender el pago del canon por el uso comercial de semillas de soja desarrollados con biotecnología de punta.
Los proyectistas insisten en su argumento de que “este sistema de cobros va en contra de nuestra soberanía productiva y todo principio del derecho de los agricultores de disponer de su propia semilla, producida en su finca, conocido en el ambiente como, reserva de semilla”.
CONTRATO WIN-WIN — Los productores que compran semilla generada por desarrolladores biotecnológicos buscan asegurarse niveles de rendimiento por encima de los tradicionales, gracias precisamente a la alta potencia de germinación de variedades cuya obtención lleva años de experimentación y mucha inversión.
Los productores que apartan una porción de su cosecha obtenida con semilla de desarrolladores biotecnológicos para sembrarla en la siguiente temporada y que hayan firmado contrato con empresas proveedoras, se comprometen a pagar un canon por cada hectárea sembrada mientras sigan haciendo reserva de semilla por esa vía. Se trata de un compromiso libremente asumido entre privados sobre el cual no puede tener imperio ningún tercero.
LEGALIZANDO EL ROBO — Las terminales de procesamiento y exportación realizan tests de verificación para identificar el grano entregado sin especificación de origen ni características y descubrir así a quienes, habiendo firmado el contrato que fija el canon, tratan de eludir el pago comprometido.
De aprobarse el proyecto de los diputados Soroka y García, la ley funcionaría como mecanismo de blanqueo del robo de derechos de propiedad intelectual y contribuiría a desestimular el sostenimiento de fondos para la investigación y el desarrollo de nuevas variedades.
La agricultura sostenible con biotecnología descansa en el compromiso asumido por productores que prefieren el uso de semillas de alto poder germinativo y aceptan pagar su costo apoyando el desarrollo constante de nuevas variedades para una agricultura de alta competitividad mundial.
De aprobarse, la ley de marras sólo serviría como barrera para el avance biotecnológico que caracteriza la producción agropecuaria de hoy.