¿Cómo que plaguearnos? Estamos hartos de la corrupción, que es muy distinto.
Por Cristian Nielsen — Editor — Publicado en 5Días
Se entiende que el Presidente de la República esté fastidiado con la crítica y nos mande «a plaguearnos solos». ¿A quién le gusta que lo critiquen? Pero el Presidente de la República no puede reaccionar como un mita í caprichoso y hacer un balance con beneficio de inventario.
Ningún análisis sensato podría negar el papel gravitante del Ministro de Salud en esta emergencia sanitaria. Se lo ha estado elogiando casi desde el comienzo y no sólo en el país. La cuarentena, el aislamiento y el cierre de fronteras funcionan como blindaje, ralentando el ritmo de difusión del virus chino. Punto a favor.
Pero ojo: Ni el Presidente de la República, el ministro de Salud o el resto del gabinete pueden seguir auto gratificándose indefinidamente y haciendo a un lado los aspectos negros de esta emergencia.
Por ejemplo, pervertir con fines políticos la figura de la olla popular, paradigma de la miseria en que han caído centenares de miles de paraguayos que perdieron empleos y dependen de la caridad pública para comer… mientras núcleos de privilegiados del Gobierno siguen recibiendo sueldos enormes como si nada estuviera pasando. O que enfermos de cáncer sean privados de los medicamentos de los que dependen sus vidas, habiendo aportado a IPS durante 25 años de trabajo.
¿Plagueos, Señor Presidente? ¿Cómo se atreve? Póngase primero al frente de una cruzada que limpie las sentinas pútridas de la función pública antes de apostrofar al pueblo en cuyo nombre se supone está gobernando. Acabe con los privilegios, corte los saqueos del tesoro público y elimine los parásitos que infectan al Gobierno.
Si se anima a hacerlo, si logra siquiera empezar a romper la corrupción que mina el Estado al frente del cual Ud. está, entonces tal vez adquiera autoridad moral para mandarnos a plaguearnos solos.
Antes no.