
La agricultura sustentable con biotecnología que impulsa INBIO prueba a docentes y alumnos las bondades del programa.
ASUNCION, 13-06-2020 (Noticias INBIO) — “Cuando empezamos a trabajar dentro del Proyecto de Fortalecimiento a las Escuelas Agrícolas me di cuenta que nunca había hecho bien las cosas con los métodos que utilizábamos en las parcelas. Personalmente aprendí mucho y sigo haciéndolo para transmitir conocimiento a mis alumnos”.

Esta frase pertenece al ingeniero agrónomo Usvaldo Viveros, jefe de producción de la Escuela Agrícola de Caazapá.
En ese ámbito, la asociación público privada está dando resultados palpables. El Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) impulsa el Proyecto de Fortalecimiento a las Escuela Agrícolas junto a la Dirección de Educación Agraria (DEA) del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), con el apoyo de la empresa Corteva Agriscience.
CUATRO ESCUELAS — Actualmente son cuatro las escuelas agrícolas que están dentro de este programa. Son las de Villarrica, Caazapá, Minga Guazú y Concepción.
El proyecto va dirigido principalmente a estudiantes y profesores de las escuelas agrícolas. Pero no se puede ignorar que alrededor de las escuelas agrícolas se mueve toda una comunidad educativa de la que forman parte también los padres de los alumnos.
El Ing. Viveros destacó la importancia que tiene este proyecto para él y sus alumnos de Caazapá.
“Si bien la malla curricular se actualizó hace dos o tres años, hay muchas cosas que no podemos aplicar aún, ya sea por falta de capacitación o de práctica –explicó el educador-.Sin embargo ahora tenemos otras informaciones que INBIO nos trasmite y estamos adquiriendo nuevos conocimientos”.
Este conocimiento se refiere, principalmente, a las variedades y a las parcelas refugio, conceptos que tanto docentes como alumnos están poniendo en práctica. La participación de los alumnos se ha visto interrumpida debido a la pandemia pero los docentes siguen adelante con el proyecto y sus rutinas de trabajo.
“Desde que empezamos el año pasado –refiere el Ing. Viveros- los alumnos demuestran mucho entusiasmo por la novedad que se incorpora con la biotecnología. Ellos están muy interesados y aprenden tanto de manera práctica como teórica».
AL DIA CON LA INNOVACION – El ingeniero Viveros refiere que sus alumnos están profundamente convencidos de que la importancia gravitante que tienen la tecnología y el conocimiento que adquieren en la ecuela.
“Ellos han caído en la cuenta –agrega Viveros- que aún tenemos una mentalidad e información un poco atrasada. El otro día me llamó un alumno para preguntarme algunas cosas que hicimos en la parcela y que quiere replicar en su casa. Estaba con su padre y le iba comentando lo que aprendió”.
Más adelante, el docente agregó que este primer año ya se empezaron a notar las diferencias entre las parcelas por una razón muy concreta:
“Empezamos a trabajar como se debe –refiere- y eso se vio en los rendimientos, por ejemplo, en el desarrollo de los abonos verdes, la soja y el maíz. Con la soja, por ejemplo, la variedad Sojapar R75 rindió 2.500 kilos por hectárea y eso para nosotros es buenísimo, porque según recuerdo, hace unos cinco años esa misma parcela de soja apenas había dado 800 kilos”.
CUIDADO DEL SUELO – El jefe de producción de la Escuela Agrícola de Caazapá agrega que el suelo ahora está mejorando mediante los abonos verdes que se han incorporado como cultivo, cuidados con todas las practicas sustentables aprendidas a lo largo del programa.
“Dias pasados –ejemplifica Viveros-, cuando terminamos de sembrar avena y nabo cayó esa misma noche –gracias a Dios- una lluvia que remojó muy bien el suelo. Ahora esperamos que enseguida germine”.
La escuela fue fundada en 1938 y hoy cuenta con 91 alumnos. Instituciones como la escuela caazapeña no poseen maquinarias ni alta tecnología para todas las tareas. Si bien la preparación del suelo la hacen en parte con maquinarias, el resto del trabajo es manual.

CAMBIO DE ACTITUD — El licenciado Benjamín Rodas, docente técnico de la Escuela Agrícola de Villarrica reconoció el importante aporte que realiza a su institución este proyecto.
“Hoy estamos actualizándonos y dejando la agricultura tradicional –estima Rodas- porque la realidad nos impone un cambio de actitud, de metodología, otro sistema de trabajo”.
El técnico agrega que, tras realizar una comparación, encontraron que hay parcelas que están en proceso de recuperación.
“Aunque algunos trabajos se realizan todavía de manera convencional –señala Rodas- prácticamente el 80% se ejecuta con la tecnología que estamos aprendiendo con INBIO».
“Hoy en día las clases se enfocan en el conocimiento y aplicación del concepto de biotecnología –refirió Rodas- dejando de lado la agricultura anterior. Nuestra realidad ya es otra ahora, abocada a ese sistema».
Tanto profesores como alumnos han hecho comparaciones entre la agricultura convencional y la agricultura moderna, encontrando grandes diferencias.
“Nuestro suelo –concluye el técnico- es arenoso, muy poroso y si uno no lo trabaja los cultivos no tienen resultados positivos. Con el trabajo y la tecnología que estamos aprendiendo con INBIO podemos alcanzar los resultados propuestos mejorando sensiblemente el rendimiento de los cultivos”.