Productores de Caazapá practican con éxito la agricultura sustentable con uso de biotecnología.
ASUNCION, 03-06-2020 (Noticias INBIO) — Caazapá es uno de los departamentos con muchas riquezas, pero en algunas zonas con suelos muy degradados. Hoy les compartimos parte de la historia de un grupo de productores que venció la pobreza con trabajo, asistencia técnica permanente, la introducción de prácticas sustentables y el uso correcto de biotecnología en el proceso, con apoyo del Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO)
Un grupo de 14 pequeños productores de la zona de San Juan Nepomuceno, Caazapá, tomó el desafío de salir de la pobreza, y asegurar el sustento para sus familias. Así inicia el relato el Ing. Agr. Fabio Vega, extensionista del Ministerio de Agricultura y Ganadería, quien hace más de 10 años empezó a trabajar en una de las colonias más antiguas de Caazapá, cuyo suelo tenía características poco alentadoras para la producción.
RECUPERANDO EL SUELO — “El suelo estaba muy degradado –expone Vega-. Según los pobladores de la colonia, esa tierra tiene unos 120 años de explotación aproximadamente y los productores trabajaban con el sistema convencional de corpida, quema y arado todos los años”.
Eso determinó que el suelo se fuera degradando cada vez más.
El Ing. Vega agrega que “la zona se caracteriza por tener un suelo arenoso con alto contenido de arena mayor a 80% en los primeros 50 a 60 centímetros. A ese nivel hemos empezado a trabajar allí, iniciando el proceso de recuperación con el cultivo de abonos verdes”.
El Ing. Vega relata que la gente que empezó era muy humilde. De los 35 pequeños productores que inicialmente formaron el grupo en esa zona, sólo tres tenían carros con bueyes. Los rendimientos de sus cultivos eran muy bajos, y muchos pensaban en vender sus tierras y buscar otras más fértiles.
“Lastimosamente de esa cantidad inicial, sólo 14 productores se quedaron para trabajar; los demás se fueron retirando porque querían que los resultados tenían que ser rápidos y no entendieron que todo es parte de un proceso” añadió Vega.
EL COMIENZO – El extensionista recuerda que todo comenzó con parcelas semilleras.
“Como ellos no tenían abonos verdes, pedí semillas a otro grupo con el que trabajaba en ese entonces. Así conseguí en forma de préstamo unos 100 kilos de kumanda yvyra’i, con la condición de que devolvieran el doble, es decir, 200 kilos. Cada uno recibió dos kilos y medio de semillas más o menos, Así se hicieron de semillas ese primer año, así empezamos”.
De esa manera, el primer año hicieron su parcela semillera, al siguiente parcela demostrativa y al siguiente año ya hicieron su siembra directa sobre rastrojo.
“Fue al siguiente año, el cuarto de trabajo sostenido que pudieron ver los primeros resultados” resumió el técnico. Luego recordó que “cuando arrancamos, don Trifón Ruiz Díaz tenía un rendimiento de maíz tupi pytá de 800 kilos por hectárea, el algodón le rendía unos 680 kilos más o menos y el maíz chipá no pasaba de 700 kilos por hectárea, en un suelo muy degradado”, comenta Vega refiriéndose al productor que se incorporaría al Programa de Agricultura Sustentable con Biotecnología de INBIO.
SALTO IMPACTANTE — “Con INBIO aprendimos el correcto uso de la biotecnología, aprendimos sobre las variedades y su manejo Y mediante ello pudimos lograr mejores resultados en nuestra producción, tanto que llamó la atención de nuestras autoridades” refiere Vega.
En la campaña 2017-2018, con óptimas condiciones climáticas, se lograron rendimientos importantes. Vega relata que Ruiz Díaz alcanzó con su maíz 7.000 kilos por hectárea y con el algodón llegó a los 2.970 kilos.
Vega agrega que estos rindes fueron tan impactantes que el propio ministro de Agricultura de ese entonces fuera a constatar el hecho personalmente porque era difícil alcanzar esa producción en un suelo tan degradado.
“Cabe destacar que el rendimiento récord de Ruiz Díaz en esa temporada –agregó Vega- fue con el maíz DKB390 TRIPLE PRO en un año agrícola excepcional con lluvias bien distribuidas, llegando a 10.280 kilos por hectárea”.
El técnico finaliza su relato diciendo:
«Trifón Ruiz Diaz, pequeño productor caazapeño, alcanzó estos niveles de productividad incorporando en su finca el manejo sustentable de la agricultura, siguiendo con la siembra de abonos verdes y sumando la soja a su producción para el consumo de sus animales, además del maíz y el algodón. Además, comparte su aprendizaje con el resto de su comunidad en la comisión “Porvenir”, integrada por 30 productores que iniciaron este desafío y hoy cosechan éxitos”.