Pasos previos que la clase política debe acordar antes de hablar de nuevos impuestos.
ASUNCION, 05-05-2020 (Chaco 4.0) – Una nueva ronda de datos manipulados, cifras falsas y leyendas remanidas fue puesta en marcha por el grupo de senadores empecinados en empujar un paquete de nuevos impuestos en el peor de los momentos de la economía paraguaya en las últimas cinco décadas.
Sin tocar un solo impuesto vigente, el Estado debería recaudar –cuando la economía vuelva a la normalidad luego del COVID19, no antes- mucho más de lo que recauda hoy. Esta acción es ejecutable si hubiera voluntad por parte de todos los actores políticos. Demostraremos en adelante que el Estado puede ahorrarse entre US$ 500 a 1.000 millones por cada ejercicio constitucional de 5 años. Si hubiera vocación institucional e integridad política.
ACHICAR LA EVASIÓN – Según un estudio de Transparency International, la evasión alcanzaba hacia 2018 el 38% del Producto Interno Bruto, es decir, US$ 16.800 millones para un PIB US$ 43.000 millones estimado para 2020 por el FMI. Si la presión tributaria es del 13% como indican todos los estudios especializados, hay allí más de US$ 2.200 millones que dejan de entrar a las arcas fiscales. Linda cifra para ir modelando un estado serio que cobre impuestos a los que hoy evaden. Sólo en este concepto se sextuplica el tan debatido impuesto a la soja, el tabaco y demás repeticiones.
MEJORAR EL GASTO PUBLICO – La añeja historia de que la mayor parte de sus ingresos genuinos el Estado paraguayo los malgasta en salarios y oficinas inútiles fue recientemente confirmada por un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo. Según el BID, el Gobierno paraguayo dilapida US$ 1.600 millones en adquisiciones amañandas de bienes y servicios, mal gasto en planillerismo, sobresueldos, viáticos, etc., así como transferencias y subsidios entregados sin control alguno, hecho agravado por el desvío de fondos a través de asignaciones falsas. Hace años que desde diferentes instancias se le exige al Estado –con cada Gobierno de turno- iniciar una racionalización de gastos. Nunca hicieron caso. Ahora, el virus chino los está exponiendo a la luz.
COMBATIR LA CORRUPCIÓN – La corrupción pública asume todas las facetas y definiciones existentes en la materia. Desfilan por las oficinas del Estado el cohecho pasivo (soborno), la malversación, el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias, el lavado de dinero y demás formas de obtener dinero sucio desde el poder público. Una “severa” investigación realizada por el organismo competente anticorrupción abrió causas que totalizaron la sorprendente suma de… ¡85 millones de dólares! Un chiste, ¿verdad? Según un estudio del Fondo Monetario Internacional, la corrupción pública en el continente estaría drenando recursos equivalentes al 4% del PIB latinoamericano, calculado en 2019 en 5,2 billones de dólares. Si aceptáramos que en el Paraguay la corrupción no supera la media del 4% sobre el PIB, ahí tenemos otros 1.720 millones de dólares.
HAY DINERO SUFICIENTE – Si consideráramos que los tres ítems anteriores se entrecruzan en algunos tramos de la administración pública paraguaya, no sería útil considerar su suma total (unos US$ 5.500 millones) sino una media mucho más modesta. Aún así, los resultados serían sorprendentes.
De todas maneras, se ve claramente que en el Estado paraguayo hay recursos suficientes como para rescatar, en cada ejercicio constituciconal de 5 años, entre US$ 500 y 1000 millones solo con cerrar la canilla del gasto inútil, achicar la evasión y dar un combate abierto y esficiente contra la corrupción.
Después, sólo después de agotar estas etapas, la política ganaría autoridad moral para hablar de nuevos impuestos.