
Pequeños productores muestran los resultados de la capacitación y la organización, con movilidad social ascendente.
YHU – Miércoles 5 de febrero de 2020 — El día de campo organizado por INBIO en una finca de Yhú expuso claramente el resultado de la asistencia técnica puesta al servicio de la pequeña agricultura que logra grandes performances. Cuando la biotecnología, asociada a las buenas prácticas agrícolas, sale de las manos de los técnicos y especialistas y es adoptada por productores de mente abierta y libres de temores a prejuicios e ideologías trastornadas, el panorama es más que prometedor. Es realidad pura.
La finca de don Rubén Fariña fue el escenario elegido. Allí, productores, técnicos y visitantes pudieron comprobar los resultados de un campo bien gestionado. No hace falta ser un gran productor para triunfar en el mundo del agro negocio. Todo lo que se necesita es abrirse a la innovación, la capacitación, la organización y perseverar en el empleo de las mejores técnicas de manejo de suelos, semillas y buenas prácticas agrícolas.
Fariña ejemplifica el triunfo del trabajo y la decencia.
Dos años atrás, las patotas ideologizadas y manejadas por políticos sinvergüenzas lo amenazaron con atropellar su finca si insistía en cultivar soja.
No pudieron con él. Fariña siguió adelante.
Entonces, como buenos cobardes, los matones entraron en manada a la fuerza en su campo y le quemaron un costoso equipo de siembra que había comprado con sus propios recursos. Al estilo de asaltantes y motochorros, agredieron a toda la familia, le robaron celulares y dinero en efectivo y se fueron dejando más amenazas.
Tampoco pudieron con él. A su alrededor, la familia cerró filas. Siguieron adelante.
También lo acompañaron productores vecinos, que le prestaron una sembradora para que terminara su tarea de cultivar la avena negra que estaba preparando como abono verde.
Fariña no interrumpió en ningún momento su trabajo. El, como todo agricultor, sabe que los tiempos en el campo son implacables.
Hay que sembrar y cosechar cuando el campo lo dice, y muy claramente.
Por eso el auténtico productor no tiene tiempo para merodeos delincuenciales ni aventuras ideológicas trasnochadas, como los facinerosos que intentaron hacerlo abandonar su pequeña propiedad y marcharse de allí.
A los patoteros rurales les pagan los políticos oportunistas con plata que roban del Estado.
Para gente como Fariña, su única fuente genuina de ingreso es el producto de su trabajo: la soja, el maíz, todos los rubros que obtienen cada temporada y que colocan en el mercado.
La jornada de Yhú de este miércoles 5 de febrero fue un verdadero show room del campo bien trabajado.
Los productores como Fariña, con sus pequeñas fincas de 10, 15 o 20 hectáreas, cultivadas con buenas prácticas, con incorporación de biotecnología, siembra directa, rotación de cultivos y cobertura eficiente con abonos verdes, representan el nuevo tiempo para los pequeños agricultores paraguayos.
Lejos de la lepra de las ideologías absurdas que insisten en atarlos a la miseria de la “agricultura de subsistencia”, tan fomentada por la FAO.
Productores como Fariña y familia están hoy muy cerca del agro negocio, en base a la eficiencia productiva que genera movilidad social ascendente.
Es la revolución silenciosa y porfiada de la gente trabajadora decidida a progresar sin miedo a los personeros del atraso.
Los Rubén Fariña son cada vez más.
Y nadie podrá detenerlos.