La tecnificación alcanza umbrales cada día más altos. Pequeños productores obtienen rindes de hasta 3.500 kilos por hectárea de soja. La siembra directa se enseñorea del campo.
SIN TIEMPO QUE PERDER — El productor comienza a sembrar maíz pocas horas después de haber terminado la cosecha de soja. El campo ha quedado preparado con el rastrojo de la oleaginosa que va a oficiar en adelante como cobertura del suelo para conservar la humedad y disminuir el impacto de eventuales estres de calor o bajas temperaturas.
NO ES CIENCIA FICCION — Diez años antes se habría hablado de ciencia ficción, fantasías cinematográficas. Hoy son una relaidad en el campo paraguayo: drones utilizados en el monitoreo de parcelas, programación de cultivos, aplicación de defensivos agrícolas, fertilizantes, etc.
FAUNA PROTEGIDA — El intenso trabajo agrícola y ganadero en el Chaco Central no impide que la fauna silvestre se mueva con toda comodidad. En Loma Plata, una manada de carpinchos camina por la ciudad sin que nadie los moleste. Esta especie llegó a estar en peligro de extinción debido a la cacería indiscriminada a la que fue sometida durante décadas. El carpincho necesita mucha agua para subsistir y criar descendencia. En Loma Plata y las colonias del Chaco la encuentran siempre.