Según técnico del INTA, si bien Paraguay presenta limitaciones ambientales importantes, el trigo continua siendo un cultivo relevante en la rotación.
Pablo Abbate
Investigador en ecofisiología y modelado del cultivo de trigo en el INTA Balcarce, Argentina.
BALCARCE (Infocampo.com) — Según datos de la FAO, la producción paraguaya de trigo comenzó a cubrir la demanda nacional a mediados de los años ’80 y presenta saldo exportable sostenido a partir de 2002. El aumento en la producción se logró, principalmente, mediante el incremento del área de siembra, la cual alcanzó su máximo a partir del año 2010, promediando desde entonces 550 mil hectáreas cosechadas, las que produjeron en promedio de las últimas tres campañas 1.1 millones de toneladas anuales.
Parece poco factible que Paraguay pueda incrementar la producción de trigo a través de la ampliación de la superficie sembrada, dado que este cultivo compite por el uso de la tierra con otras actividades. El aumento de rendimiento parece ser la estrategia más viable para generar una mayor producción.
CALIDAD Y SANIDAD — Por su parte, en la Argentina, la producción de trigo que se encontraba estancada en unos 6 millones de toneladas desde los años ’30, comenzó a aumentar en los años 70. Durante esos años, por ley nacional (Ley 12253 De granos y elevadores) se priorizó la calidad y la sanidad sobre el rendimiento de las variedades (actualmente denominadas “cultivares”) a inscribirse. La consecuencia de aplicar esta ley durante 37 años fue que se lograron cultivares de excelente calidad conocidos como “trigos correctores”, pero durante esos años, el aumento de rendimiento estuvo por debajo del promedio mundial. Con la introducción de los trigos semienanos en los años ’70, en un proceso de alcance mundial que se conoce como la “Revolución Verde”, la Argentina retomó el aumento de la producción de trigo gracias al aumento de rendimiento que se logró por medio de estos cultivares. Posteriormente, la introducción de trigos con sangre francesa a partir del año 2000, permitió continuar incrementando el rendimiento y la producción, la cual promedió 18.8 millones de toneladas anuales, en las últimas tres campañas.
LOS RENDIMIENTOS — A diferencia de lo ocurrido en Paraguay, desde 1970 el aumento de la producción argentina de trigo estuvo mucho más asociado al aumento del rendimiento que al de la superficie dedicada al cultivo. Esta tuvo oscilaciones de gran magnitud en respuesta a las expectativas político-económicas del país, promediando 5.8 millones en las últimas tres campañas.
Pese a las diferencias climáticas y de tradición triguera entre Paraguay y Argentina, el aumento de rendimiento desde 1970 fue similar en ambos países, promediando 1.7% por año. Sin embargo, los rendimientos que se obtienen en Argentina son mayores a los de Paraguay: 3.3 y 2.3 tn/ha promedio de las últimas tres campañas, respectivamente. Esta diferencia podría deberse (i) a que el clima de Paraguay es menos favorable para la producción de trigo que el de Argentina, (ii) a que el potencial de rendimiento de los cultivares paraguayos es menor que el de los argentinos o (iii) a que los cultivares paraguayos tienen ventajas en Paraguay y los argentinos en Argentina, es decir, a la interacción entre cultivar y ambiente.