Pese a sus «planes estratégicos» del ente estatal, todos los intentos de «optimizar» el sistema han sido insuficientes o quedaron por el camino.
El Chaco sigue fuera del radar de inversiones de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), que ha elaborado en la década que termina una serie de «planes estratégicos» en los cuales el Chaco sigue brillando por su ausencia.
Sin embargo, en 2103 se había anunciado un ambicioso plan para «optimizar» el servicio electrico.
En su parte enunciativa, el plan dice: «El Plan Maestro de Distribución (Período 2014-2023), presenta los resultados de los estudios y análisis realizados, con miras a la optimización de la red primaria y secundaria de distribución de la ANDE ya existente; así como, su desarrollo futuro para atender el crecimiento de la demanda de energía eléctrica en zonas ya incorporadas a la misma y expansión a zonas aún no servidas».
Pasados seis años de la presentación del plan, en su segmento de Medio Plazo exponía:
MEDIO PLAZO (2019–2023) — «El Plan Maestro de Distribución contempla en el Medio Plazo la construcción de 204 nuevos alimentadores. Para el final del período se prevé la totalidad de 861 alimentadores en servicio. Este Plan incluye las obras necesarias para atender la expansión y el crecimiento vegetativo del Sistema de Distribución; además, las del Programa de Recuperación de Obras de Distribución se incluyen las obras. En el Medio Plazo (2019 -2023) se contempla la inversión de 948.34 (miles de US$)».
Sin embargo, dentro de un cronograma tan ambicioso, en la actualidad hay tramos del servicio diario, en especial en horas pico comerciales, domiciliarias e industriales, que no abastecen la demanda y es preciso contratar energía extra, a un costo mayor que el ordinario.
Eso quiere decir que, o las obras de adecuación anunciadas no se realizaron o bien se hicieron con un cálculo erróneo de la demanda real que el Chaco central y en general, toda la región, está presentando en la actualidad.
ROBO DE ENERGIA — Frente a esta desinversión, o inversión insuficiente por parte del ente eléctrico estatal, la misma empresa ha informado que la pérdida de energía eléctrica por robo llega a la exorbitante suma de US$ 100 millones. Este es un cancer que aqueja al monopolio estatal desde hace décadas y que ha alcanzado niveles absolutamente descomunales: 630.000 millones de guaraníes.
Esta hemorragia patrimonial no puede ser solo producto de robos a escala reducida en zonas marginales sino que responden más bien a un patrón de saqueo por parte de consumidores de alto nivel acostumbrados -por inepcia de control o complicidad cuasidelincuencial- a perpetrar este despojo en forma regular.
En mayo pasado y en sólo dos intervenciones, la ANDE descubrió una toma ilegal en un parque industrial de Ciudad del Este que consumía G. 500.000.000 mensuales. Otro robo similar, esta vez en San Estanislao, fue detectado en un centro de creación de criptomonedas, para cuyo funcionamiento se necesita mucha potencia de aire acondicionado para mantener enormes baterías de servidores informáticos.
Esquemas de robo como éstos hablan de deficiencias de control o complicidad de personal jerárquico de la empresa que permite su existencia.
Mientras tanto, el Chaco sigue esperando una inversión importante en infraestructura energética, dado que muy pronto, con la concreción del corredor bioeceánico, la demanda de energía va a dispararse en cuyo caso las carencias del sistema lo harán colapsar.