Entender cómo funcionan las plantas bajo distintas condiciones ambientales es cada vez más importante para ajustar las decisiones de manejo.
Publicado por Agrofy News
Lucas Borrás, profesor de ecofisiología de la Universidad Nacional de Rosario se refirió durante una jornada de Nidera Semillas dedicada al manejo de soja. El investigador destacó la relevancia de una buena implantación.
“Hay que tener en cuenta que la siembra es un momento crítico del cultivo, porque va a condicionar el futuro del lote para todo el ciclo. En la siembra de maíz, por ejemplo, se presta mucha más atención a la densidad y profundidad que en el caso de la soja, considerando que deberían tener la misma importancia”
ESPACIO Y TIEMPO — Otro de los puntos clave tiene que ver con la necesidad de cuantificar el efecto negativo de las distribuciones espaciales y temporales inadecuadas. No es tan frecuente perder rendimiento por tener mala distribución espacial, pero sí por tener una mala en lo temporal, que reduce rindes tanto en fechas tempranas como en tardías, e independientemente del grupo de madurez.
“Por tener plantas que emergen mal temporalmente, se pierde entre 5 y 13% de rendimiento”, indicó.
Al analizar la determinación de rendimiento en la zona núcleo, Borrás mencionó que un total de 56 ensayos realizados en la región mostraron que en algunos sitios se lograron 1.500 kilos y en otros 7.000 kilos. Se midieron diferentes variables y concluyeron que son cuatro factores los que explican el 80% de esa variabilidad. Primero, la fecha de siembra: los que más rinden son los que se siembran primero, y a partir del 20 de octubre empieza a caer el rinde. En segundo lugar, las precipitaciones de enero a marzo -en el período reproductivo del cultivo-, ya que a mayores precipitaciones hay mejor rendimiento, pero depende del estado de la napa al momento de la siembra. El tercer factor es el tipo de suelo e interacción con la napa y, el último, el genotipo ya que los nuevos en soja rinden hasta 400 kilos más por hectárea comparado con los genotipos más antiguos.
NIVEL DE CALIDAD — Por último, el especialista miembro del Conicet hizo hincapié en el manejo y la calidad de los granos cosechados. Argentina es hoy uno de los tres mayores exportadores mundiales de soja, y líder en exportación de harina de soja a nivel global. Pero este producto tiene para la comercialización internacional una base de 46,5% de proteína. Para lograr eso se necesitan granos de alta proteína pero también de buen aceite, explica.
Si bien Argentina bajó sus niveles de proteína pero subió los niveles de aceite, ésta última no creció tanto como descendió la proteína.
“La industria del crushing se empieza a quejar de la soja que recibe, y se llegó a pagar hasta 40 dólares menos la tonelada como consecuencia de la pérdida de proteína”, dijo.
Borrás insistió en prestar atención a qué determina el porcentaje de proteína. Según un estudio realizado por su equipo, la respuesta está en el genotipo que se siembra, le siguen las fechas de siembra, y las lluvias.