El Chaco provee el 60% de la carne de exportación, es el principal polo lácteo y va camino a ser un gran productor agrícola. Nada de esto se reflejó en mensaje del PE al Congreso.
El Chaco sigue ausente de los grandes anuncios gubernamentales. Salvo el inicio de las obras del Corredor Bioceánico y las que se realizarán en la eternamente refaccionada Transchaco, no hay a la vista acciones que entusiasmen a la comunidad productiva chaqueña.
Acueducto: Con un atraso de más de 12 años desde que fue formulado el proyecto, el acueducto chaqueño sigue siendo un interrogante sobre su terminación y puesta en servicio. Deberá proveer agua potable a comunidades que sólo tienen como fuente las lluvias esporádicas y, en mínima proporción, pozos. Para que un frigorífico de categoría internacional funcione debe captar agua de lluvia, almacenarla en cisternas subterráneas y reciclarla. No fue prioridad para los dos gobiernos anteriores (2008-2013, 2013-2018) y tampoco parece serlo para el presente.
Rio Pilcomayo: El MOPC está haciendo lo que puede (que no es mucho) para mantener abierto el canal de toma de agua del rio Pilcomayo. Pero no hay a la vista proyecto alguno para aprovechar las aguas altas estacionales del río que puedan ser aprovechadas para la agricultura y la ganadería. En cambio en la provincia de Formosa, se han realizado canales con estructuras de control tanto para aguas altas como bajas del Pilcomayo. Un ejemplo brillante de ello es el bañado La Estrella, que aparte de ser un atractivo turístico es un componente esencial para el regadío. Dice un informe oficial: “Marzo es el mes que marca la fase final de la época de crecida en la cuenca hidrológica del río Pilcomayo, y los volúmenes de agua ingresados llegaron a la ruta 28, pudiendo almacenarse a través de las obras hidráulicas allí ejecutadas (Foto). Esta serie de compuertas y vertederos permiten hacer un manejo de las aguas, pudiéndose distribuirse por ejemplo aguas abajo al riacho Salado, El Porteño, mientras que por la otra franja desde El Salado a El Pavao y Tatú Piré”. Nada siquiera parecido existe aún en proyecto en el Paraguay.
Rutas de Penetración: El Chaco tiene el 61% del territorio nacional pero apenas 898 kilómetros (el 14%) de rutas pavimentadas. El resto de la red vial se compone de 17.950 kilómetros de caminos de tierra. Sólo los mantenidos por las colonias menonitas son transitables todo el año. Los restantes se convierten en lagunas y lodazales (Foto) con las lluvias y polvaredas durante las sequías. Por esta red incompleta y a menudo intransitable tiene que salir el 60% de la carne vacuna que se exporta y más del 30% de la leche y derivados que se consumen en el país. Una vez más: prioridad cero para el Gobierno.
Energía eléctrica: El Chaco sigue demandando un abastecimiento de energía eléctrica más moderno y estable, que llegue a todas las áreas urbanas en permanente desarrollo y a los cada vez más complejos emprendimientos agropecuarios. Hasta el momento, no se ha pasado de estudios de factibilidad, trazado, diseño y todas las etapas previas sin que se esté a las puertas de la gran línea de transmisión de alta tensión que el Chaco necesita.
Aeropuerto de Mariscal Estigarribia: Pese a los numerosos anuncios de una concesión para convertir este aeropuerto en una especie de “hub técnico” y de embarque de cargas, hasta ahora no se ha logrado llevar adelante ninguna de estas facetas. La idea parte del hecho de que Mariscal Estigarribia, aparte de su ubicación equidistante respecto a centros urbanos del Cono Sur, disfruta de la mayor tasa de días sin eventos meteorológicos significativos (huracanes, lluvias, vientos, etc.) y sin accidentes geográficos que problematicen los tramos de aproximación de vuelos de gran porte. Existe una oferta en firme de capitales árabes para llevar adelante el proyecto de un gran centro de mantenimiento de aviones de gran porte y de embarque de cargas con destino a Medio Oriente. Nada concreto se sabe hasta ahora.
Como casi todos los gobiernos anteriores, el actual no pasa de grandes anuncios.