Otro honorable tiene que explicar por qué razón su hermano, planillero en el Congreso, fue capturado en Bolivia durante el desmantelamiento de fábricas móviles de pasta base de cocaína.
ASUNCION, 23-08-2024 (Chaco 4.0) – En enero pasado, seis trabajadores de una estancia de Amambay fueron asesinados. Los honorables ni se inmutaron.
Días atrás, un grupo de más de 200 facinerosos armados con escopetas y revólveres, atropellaron a tiros una estancia en San Pedro. Un guardia fue alcanzado y debió ser hospitalizado. Otro fue llevado como rehén y vive de milagro. ¿Y los honorables? Ni se enteraron.
Estos dos sucesos se parecen mucho a otro ocurrido en abril de 2023 en Caaguazú, en donde ocho sujetos armados hasta los dientes atacaron un establecimiento agroganadero en Yhú, con consecuencias de las que tampoco se hicieron eco los honorables. ¿Qué les pasa? ¿Tienen oído fino para el tintinear crematístico pero embotado para percibir la tragedia que se pasea por el campo? ¿Hace más ruido la caída de un legislador que el secuestro, incineración, tortura y hasta asesinato de trabajadores rurales, hechos que ocurren todo el tiempo? ¿Qué clase de representantes del pueblo son? O en todo caso, ¿a qué pueblo están representando?
INDIGNACION SELECTIVA
Cuando la policía y la fiscalía entraron al domicilio del hoy difunto diputado “Lalo” Gómes, el pandemonium se desató en los sagrados recintos parlamentarios. Antes siquiera de que el occiso adquiriera rigor mortis, los honorables hacían arder las plenarias con discursos incendiarios. Muchos honorables demandaban la presencia del Ministro del Interior cuya fulminante destitución exigían cuando siquiera el informe final de la intervención había llegado a ningún despacho judicial o policial.
¡Que enjundia, cuánto pundonor, qué admirable contracción al trabajo! Poniendo a un lado la materia de fondo que motivó el allanamiento del legislador fallecido (o asesinado… o ejecutado, como prefieran), los honorables llenaron el aire del clima de tragedia que envolvió este episodio que acaso jamás llegué a aclararse, cómo pasa con los asesinatos en los altos bajos fondos de la sociedad.
CONDUCTA VERGONZOSA
Hubiéramos querido ver la misma velocidad de reacción, cuando un humilde productor de Liberación fue brutalmente atropellado por un centenar de facinerosos mientras intentaba fumigar sus cultivos.
O cuando una familia completa de productores sampedranos fue tomada como rehén mientras le incendiaban una sembradora a bordo de la cual casi muere calcinado uno de los dueños de casa.
O cuando una martirizada propiedad rural de Canindeyú -cuyo dueño intentaba mantener intocadas casi 2.000 hectáreas de monte nativo- fue invadida por supuestos campesinos sin tierra capitaneados nada menos que por dos senadores de la Nación y que procedieron a talar el bosque Atlántico para vender madera a precio de oro y plantar marihuana en su lugar.
Nada de esto indignó a los honorables ni los movió a pedir a los gritos la destitución de algún ministro, secretario, ni siquiera un chofer del Gobierno.
HORA DE DEFINICIONES
Los honorables deberán decidir para qué están apoltronados en sus curules, disfrutando de la fresca viruta y olvidándose que representan a los 6.200.000 paraguayos que según el INE vivimos en esta bendita tierra. Deberán decidir seriamente, como cuerpo colegiado, si la mugre del narcotráfico, la venta de influencias y los negociados son apenas una sucia cochambre epidérmica o ya «han hecho carne», como cada vez le queda más evidente al ciudadano.
No jueguen con cosas que mañana no podrán manejar. Los carteles de la droga y del delito organizado no dudan un segundo cuando de salvaguardar sus intereses se trata.
Lo están demostrando día a día.