Algunos políticos, como la almeja, se entierran con la lengua.
Por Cristian Nielsen – Editor
La almeja es un molusco que se defiende encerrándose en su caparazón. Y para escapar a sus depredadores, se entierra en la arena del fondo utilizando la lengua como pala excavadora.
En pocas palabras, se entierra con la lengua.
Es lo que muchos de nuestros políticos hacen, ya sea por elegir las palabras inapropiadas en momentos en que hay que plantar una idea. O por simple falta de ideas o de alguna categoría de pensamiento abstracto.
Hay ejemplos.
![](https://chaco40.com/wp-content/uploads/2020/07/senadora-esperanza-martinez.jpg)
“Claro que hay corrupción, pero hasta la corrupción es redistributiva. Porque hace que ahí, a nivel, local, haya recursos. Eso es lo que se necesita”.
Esta original definición de filosofía administrativo-financiera pertenece a la actual presidenta de la Comisión de Hacienda y Presupuesto del Senado, Esperanza Martínez, quien rubricó su pensamiento con un mensaje conmovedor:
“Si quieren poner que la senadora apoya la corrupción en los municipios, pongan lo que quieran…”
No hay necesidad de hacer campaña con eso, señora senadora, usted se encargó de hacerlo y al típico estilo de la almeja.
El planteo es interesante porque revela la confusión monumental que padecen muchos de nuestros políticos.
“Es lo que se necesita” profirió la senadora.
No se trata de defender la correcta aplicación de partidas presupuestarias para fines específicos y legítimos sino de justificar su derroche en actos de corrupción, porque en el interior de esa caparazón de podredumbre van los salarios de funcionarios públicos. Se entiende, ¿verdad? Simple, repulsivo pero eficiente como mensaje.
Durante el estronismo se hablaba del “precio de la paz”, que se abonaba cediendo derechos constitucionales.
¿Será ahora el turno del “precio de la democracia”, admitir la corrupción pudriendo el Estado?
La legisladora que sabe lo que se necesita preside ahora una comisión clave del Senado, la que decidirá qué hacer con el Presupuesto General de la Nación 2021. Endeudado, con una recaudación tributaria en caída libre y con planillas salariales desbordantes de grasa inútil, el Estado va a necesitar cirugía mayor para evitar una trombosis presupuestaria.
Una buena receta para aliviar la sobrecarga sería deshacerse de supernumerarios y cortar gastos inútiles, no ahorrando la papa del loro como están proyectando hacer. Porque ya está demostrado que, sentados en sus curules bien pagados, a los honorables les importa muy poco si la plata alcanza o no para todo, siempre que la suya esté asegurada.
Mientras haya corrupción redistributiva, qué importa el resto.