Incompetentes, corruptos o cómplices del delito organizado… o quizá todo al mismo tiempo.
Cristian Nielsen – Editor
La ministra de Justicia confesó que todo el sistema penitenciario paraguayo está penetrado por la corrupción…
El ministro del Interior plantó la tesis de que el túnel fue un recurso para legitimar la liberación de presos…
Uno de los recapturados –un perejil de escasa importancia- dijo con total ingenuidad que él salió del penal por el portón principal…
Las bolsas con la arena y los escombros producidos por la excavación estaban prolijamente estibados a un costado del pabellón…
Todas las celdas de las que salieron los 75 fugitivos estaban abiertas (¿?)…
Los ubicados en el primer piso bajaron escaleras y pasaron frente a las oficinas administrativas rumbo a la salida sin que nadie “se diera cuenta de nada”…
Postales, pinceladas, de uno de los episodios más vergonzosos en la historia de la administración de justicia, la policía y las cárceles del Paraguay. Sólo les faltó a los evadidos formar ante el edificio penitenciario, cantar el himno brasileño y largarse luego en vehículos que luego incendiarían ya en tierra brasileña.
En cualquier país medianamente organizado, un bochorno de semejante magnitud se salda con destituciones fulminantes y la apertura de sumarios administrativos para poner luego cada caso a disposición de la justicia ordinaria.
Pero como el Paraguay es “el país de los amigos”, ahí están todos, especialmente los ministros, atornillados a su cargo sin ninguna clase de vergüenza ni cargo alguno de conciencia.
Ahora todos dicen que el sistema está corrupto en su totalidad. ¿En qué momento “cayeron en la cuenta” y porqué no actuaron en consecuencia? ¿Tenían que esperar a que el país fuera expuesto a la vergüenza mundial?
¿Y qué hace el presidente de la república que no los saca a todos, interviene cada institución y se cuida de a quienes va a nombrar en sustitución de toda esta cúpula de sinvergüenzas?
Las posibilidades son dos:
O son incompetentes que no vieron la podredumbre y se dejaron arrastrar por ella…
O son cómplices y están corrompidos hasta la raíz.
En cualquiera de los casos, los ministros del Interior y de Justicia y el secretario de Inteligencia se tienen que ir, pero no a sus casas sino que deben quedar a disposición de la investigación que el Presidente de la República tiene que realizar en profundidad hasta remover de su Gobierno hasta al último incompetente o corrupto… o ambas cosas.
La estabilidad de su Gobierno está en juego si no se mueve con rapidez.