
Hace casi tres décadas que vienen a Asunción exigiendo tierra, créditos, asistencia técnica y, ahora, el fin de los desalojos de tierras invadidas.
Mientras las marchas se vuelven cada vez más despobladas pero con métodos más agresivos -sobre todo cortes de rutas y atascos de tránsito-, la respuesta del Gobierno se han vuelto ya un clásico: nada que sirva para convertir en agroproductores a pequeños campesinos con parcelas de tierras abandonadas, mal explotadas, sin créditos ni asistencia técnica y, mucho menos, una organización básica.
El cuadro de arriba demuestra el estado en que se encuentran las colonias del Indert según el Sistema de Información y Recursos de la Tierra (SIRT) implementado hace algunos años que se quedó congelado en 336 de las 1.200 y tantas colonias que tiene el ente.
Las cifras son elocuentes y demuestran el fracaso total de la reforma agraria que no ha servido para retener al pequeño campesino en sus fincas sino que, al contrario, los ha impulsado a emigrar a las concentraciones urbanas en busca de algun tipo de trabajo no rural.

SIN EMBARGO, SE PUEDE — En una reciente edición de Chaco 4.0, el periodista sampedrano Osvaldo Martínez nos reportaba que en el segundo departamento, la superficie cultivada de soja llegaría en la campaña 2019-2020 a mas de 390.000 hectáreas, 70.000 de ellas pertenecientes a pequeños productores con menos de 20 hectáreas.
En dichas fincas se ha introducido la mecanización agrícola, la biotecnología, la siembra directa y las buenas prácticas agricolas con resultados muy alentadores. Los productores organizados en comités reciben apoyo y asistencia técnica de InBio, una empresa privada nacional de investigación y desarrollo biotecnológico, tanto de métodos agrciolas como de nuevos eventos genéticos con la introducción de variedades de soja y maiz resistentes al estres hidrico, los shocks de temperatura y las plagas de insectos y hongos.
En otra zona, Yhú, departamento de Caaguazú, el productor Rubén Fariña, 51 años, casado, 10 hijos, tuvo temple suficiente para superar la agresión sufrida por parte de pobladores locales que le quemaron una costosa sembradora comprada con recursos propios, todo con el fin de desalentarlo a cultivar soja.
Fariña se repuso con apoyo de productores locales y con asistencia de InBio logró reponerse y hoy es un lider local que ha logrado incorporar a muchos campesinos que lo circundan -y que nunca tuvieron esperanza alguna de progreso- al cultivo tecnificado y con mercado asegurado.
Sólo estos dos ejemplos indican que cuando la producción se encara con trabajo, decisión y método -y sobre todo, si se dejan las ideologías a un lado- el progreso llega paulatinamente. Hoy los productores de Yhu liderazos por Rubén Fariña van camino a cooperativizarse y dar el gran salto en la cadena de valor de la agricultura mecanizada, tecnificada y con buenas prácticas.
Y EL INDERT, ¿EN QUÉ ANDA?
Asunción, 28 de octubre de 2019 (Agencia IP) — El presidente del Instituto de Desarrollo Rural (Indert), Mario Vega, indicó que el ente cuenta con un presupuesto asignado para el pago de tierras donde se encuentran colonias campesinas, y se están acelerando las gestiones y analizando otras vías para saldar las deudas con los propietarios.
Vega descartó la denuncia formulada por líderes de la Federación Nacional Campesina (FNC) de que existen 800 demandas de desalojo contra comunidades ya asentadas.
No obstante, el ente rural cuenta con una deuda histórica de US$ 71 millones por tierras adquiridas para la Reforma Agraria, entre las tierras compradas directamente de los propietarios y las que son parte de expropiaciones formalizadas, manifestó.
Para el año que viene el Indert tiene presupuestados Gs. 47.000 millones para la adquisición de tierras (unos US$ 7,5 millones), lo que le permitirá adquirir 3.585 hectáreas.
Vega anunció que se está trabajando en un proyecto de ley que permita al Indert vender las tierras de Antebi Cue a los ocupantes para saldar toda la deuda de US$ 71 millones.